Troya o Ilión (en griego antiguo: Τροία, Troia; Ἴλιον, Ílion; o Ἴλιος, Ílios)[a] es una antigua ciudad anatolia situada en el emplazamiento hoy conocido como la colina de Hisarlik, (en turco '[colina] dotada de fortaleza').
Esta célebre guerra fue descrita, en parte, en la Ilíada, un poema épico de la Antigua Grecia atribuido a Homero, quien lo compondría, según la mayoría de la crítica, en el siglo VIII a. C. Homero también hace referencia a Troya en la Odisea.
La Troya histórica estuvo habitada desde principios del tercer milenio a. C. Está situada en la actual provincia turca de Çanakkale, junto al estrecho de los Dardanelos, entre los ríos Escamandro (o Janto) y Simois y ocupa una posición estratégica en el acceso al mar Negro.
Este cruzó hasta Asia Menor desde la isla de Samotracia, donde conoció a Teucro, que lo trató con respeto.
[9] Cuando Laomedonte se negó a pagarles el salario convenido, Poseidón inundó la tierra y envió un monstruo marino que provocó estragos en la zona.
[11][c] Los troyanos y Atenea construyeron un muro que debía servir como refugio a Heracles.
Después de tres días en su vientre causando destrozos, salió victorioso y completamente calvo.
[14] Pero Laomedonte no cumplió su parte del pacto, ya que sustituyó dos de las yeguas inmortales por dos yeguas ordinarias y, como represalia, Heracles, encolerizado, le amenazó con atacar Troya y embarcó de vuelta a Grecia.
Esto le valió a Podarces el nombre de Príamo, que significa «rescatado».
[19] Los barcos troyanos en los que viajaron fueron transformados por Cibeles en náyades, cuando iban a ser quemados por Turno, el rival de Eneas en Italia.
Poco después, el también arqueólogo Wilhelm Dörpfeld defendió que Troya VI fue víctima del expansionismo micénico.
No obstante, algunos arqueólogos como Dieter Hertel todavía se niegan a aceptar esta identificación entre Wilusa e Ilios.
Sobre Kaskalkur, el arqueólogo Korfmann indica que: Esta divinidad ha sido por ello asociada al descubrimiento de una cueva con un manantial a 200 metros al sur del muro de la acrópolis que, tras analizar la piedra caliza de las paredes, se ha determinado que ya existía a principios del tercer milenio a. C. y en torno a la cual podrían haber surgido mitos.
Otros autores, en cambio, sostienen que los griegos no llegaron a colonizar Troya hasta el año 700 a. C. En todo caso, hasta el siglo III a. C. debió ser una entidad pequeña de población, de menor nivel que otras colonias litorales próximas como Sigeo y Aquileo.
En el 360 a. C. Caridemo tomó Ilión, que fue reconquistada poco después por Atenodoro de Imbros.
[30] Alejandro Magno protegió especialmente la ciudad, a la que llegó en 334 a. C. Él mismo se consideraba como un nuevo Aquiles y guardaba como un tesoro un ejemplar de la Ilíada.
Parece ser que Troya siguió siendo un asentamiento poblado durante la época del Imperio bizantino, hasta el siglo XIII, pero apenas se tienen noticias de sucesos ocurridos en ella y poco después la misma existencia de la ciudad cayó en el olvido.
[40] En aquella época ambas posibilidades no eran seguidas demasiado en serio por la mayoría de los académicos.
[51] Por otra parte, desde 2018 está activo el Museo de Troya junto al yacimiento arqueológico.
Está dedicado especialmente a todos los aspectos relacionados con el asentamiento y las excavaciones.
Alojó a una población cuya cultura, llamada de Kum Tepe, está considerada perteneciente al Bronce Antiguo.
Esta última se desarrolló entre 2500/2450-2350/2300 a. C., en ocho fases constructivas durante las que creció hasta ocupar una superficie de nueve mil m².
Los otros megara descubiertos por Dörpfeld debían ser las residencias privadas de la familia real y el almacén central con los excedentes.
En cambio son nuevos los hornos en cúpula y un tipo de vivienda con cuatro habitaciones.
Fue un lugar próspero, sede de un rey, príncipe o gobernador y centro administrativo que fue progresivamente ampliado hasta alcanzar en el siglo XIV a. C. su forma definitiva.
Está formada por un recibidor, al este, y una amplia sala central, que termina en tres pequeñas habitaciones posteriores.
Tras este descubrimiento, se atribuye a la ciudad una superficie de 350 000 m², es decir, trece veces más grande que la acrópolis ya conocida.
También la técnica de construcción varía sensiblemente, con murallas reforzadas en las hiladas inferiores con monumentales ortostatos.
Por todo ello se ha supuesto que el dueño del sello debió ser un funcionario oficial.
Sigue el témenos inferior, con dos altares, quizá para sacrificios a dos divinidades, ambas desconocidas.