Es por eso que el término basílica acabó convirtiéndose en sinónimo de una gran iglesia o catedral.
[6] La nave lateral meridional y la central quedaron probablemente destruidas por el terremoto de 847.
La única columna que sobrevivió al terremoto, la llevó el papa Paulo V a la plaza de Santa María la Mayor en 1613, para erigir la columna de la Paz, donde se encuentra aún hoy en día.
Sólo a principios del siglo XIX fue nuevamente identificada por Antonio Nibby,[11] que sostuvo al respecto, una viva polémica, con Carlo Fea.
En lugar de ser las tradicionales, estaban divididas a su vez, en tres secciones, comunicadas entre sí y también hacia la nave central.
Como en las grandes termas imperiales, la basílica hizo uso del vasto espacio interior con su efecto emocional.
Esta entrada sobre el lado corto opuesto al ábside representa una disposición que fue luego típica de las primeras basílicas cristianas.
Justo al extremo opuesto, a la testera de la nave central, se abría un ábside precedido por dos columnas.
La estatua representaba en origen al mismo Majencio y luego fue reformada con los rasgos de Constantino I.
Estaba cubierto por una bóveda de horno y en las paredes había nichos que albergaban estatuas sobre dos órdenes.
La intervención, habitualmente atribuida a la terminación por Constantino, en lugar de eso probablemente debe considerarse más tardía, probablemente en torno a finales del siglo IV, como parece probar el nivel más elevado de los cimientos del nuevo ábside[14].
Está constituida por un porche saliente (próstilo) con cuatro columnas (tetrástilo), con fustes en pórfido.
Se accedía a esta entrada por una escalinata, construida para superar el desnivel entre la vía y la Velia.
Pero, a diferencia de otras basílicas, en lugar de tener columnas que soportaran el tejado, todo el edificio fue construido usando arcos, una apariencia mucho más común en las termas romanas que en basílicas.
Las bóvedas de arista que cubrían la nave central repartían el peso puntualmente a sendos contrafuertes.
El espacio entre estos contrafuertes se aprovechó cubriéndose con bóvedas de cañón y acotándose con un muro sin función portante.
Mientras que las basílicas tradicionales tenían tejado plano, la de Majencio se construyó con un techo con casetones, disminuyendo el peso general de la estructura y minimizando las fuerzas horizontales ejercidas sobre los arcos exteriores.
Constantino también hizo que se pusieran inmensos Opus sectile en mármoles polícromos.