Por ello Maximino se autoproclamó Augusto en el año 310, durante una campaña contra los sasánidas.Tras la muerte de Galerio, en el año 311, Licinio y Maximino se dividieron los territorios antes controlados por el difunto tetrarca, pasando este último a controlar la provincia de Bitinia.A fin de distinguirlo de Maximino el Tracio, se lo llama Maximino Daya o, más propiamente, Daza, aunque esta forma no aparece en los textos o en la epigrafía.[26][27][28] Desde su proclamación como césar en adelante, Maximino, según Lactancio y Eusebio, mostraba una gran severidad a las medidas establecidas contra los cristianos, descrito también como el perseguidor más fiel y empeñado al cometido, incluso no llegó a firmar el Edicto de tolerancia de Serdica, sino que ordenó relajar las medidas impuestas contra estos.[34] Al ponerse en contacto con el emperador Galerio, Constantino solicitó el reconocimiento como heredero de su padre y pasó la responsabilidad de su ascenso ilegal a las tropas al alegar que lo habían obligado.[41][42][43][44][45] Después de una fracasada campaña por parte de Severo, este terminó huyendo a Rávena, una posición inespugnable, y Maximiano ofreció perdonarle la vida y tratarlo con humanidad si se rendía pacíficamente.[39][40] En 308, probablemente en abril, Maximiano intentó deponer a su hijo en una reunión militar en Roma; para su sorpresa, las tropas presentes permanecieron leales a su hijo y tuvo que huir de la corte de Constantino.[40] Consciente de la situación en Occidente, Galerio convocó una conferencia en Carnunto (ahora Petronell-Carnuntum, Austria), y Maximiano depositó en ella sus esperanzas para volver al poder.[39][47] Este nuevo sistema, sin embargo, no duraría mucho con Constantino negándose a aceptar su degradación, Maximino Daya exigiendo a Galerio un ascenso y Licinio permaneciendo neutral sobre su misión italiana.Cuando llegó a Siria en febrero del 313, descubrió la alianza forjada entre Constantino y Licinio en una reunión celebrada en Mediolano; Constancia se casó con Licinio y ambos promulgaron el Edicto de Milán que garantizaba la libertad religiosa a los cristianos.[50] Con un ejército más pequeño, posiblemente alrededor de treinta mil hombres,[51] Licinio llegó a Adrianópolis (ahora Edirne, Turquía) mientras Daya asediaba Perinto.