Persecución de Diocleciano

Para un imperio de una vasta extensión que integraba pueblos muy diversos, los cristianos podían aparecer como una amenaza, puesto que rechazaban los festejos públicos, se negaban a participar en el culto imperial, recelaban de los cargos públicos y eran abiertamente críticos con las religiones tradicionales, despertando más la desconfianza del propio Diocleciano.

Su hijo Constantino, al ser proclamado augusto en 306, finalizó las persecuciones en los territorios bajo su mando y ofreció a los cristianos la restitución completa de todo lo perdido.

Ese mismo año, en Italia, el usurpador Majencio desplazó al sucesor de Maximiano, Severo, prometiendo una total tolerancia religiosa.

Para los seguidores de los cultos tradicionales, los cristianos eran como «criaturas extrañas» que no eran lo suficientemente «romanos» pero tampoco del todo «bárbaros».

[27]​ Si bien estas primeras persecuciones se caracterizaron por la violencia, al mismo tiempo resultaron esporádicas, breves y limitadas,[28]​ por lo que no representaron una amenaza para el cristianismo en general.

Lo anterior se desvió notablemente del statu quo impuesto por sus predecesores, que solían alinearse a los modelos administrativos ya existentes y eran más cautos en sus acciones como regentes.

Por ejemplo, en 295 promulgó un edicto en Damasco para proscribir los matrimonios incestuosos y enfatizar la supremacía de las leyes romanas sobre la jurisdicción local.

[63]​[64]​[63]​[nota 10]​ El preámbulo del documento señalaba que era responsabilidad del emperador hace cumplir los preceptos sagrado de la legislación romana, pues «los dioses inmortales favorecerán y estarán en paz con Roma [...] si nos hemos asegurado de que todos los sujetos bajo nuestra autoridad lleven una vida piadosa, religiosa, pacífica y casta en todos los aspectos».

El propio Diocleciano eligió a varios cristianos para asumir destacados puestos gubernamentales,[75]​ y su esposa e hija puede que simpatizaran con la Iglesia.

[76]​ Hubo muchos que deseaban ser mártires, así como numerosos gobernadores provinciales dispuestos a ignorar cualquier edicto persecutorio de los emperadores.

Este personaje, que pudo haber sido un discípulo del neoplatónico Jámblico, solía ser invitado a cenar en la corte imperial.

Diocleciano y Galerio enviaron cartas a los mandos militares, exigiendo que todo el ejército realizase sacrificios, bajo pena de expulsión.

[105]​ El historiador David Woods opina, en cambio, que Eusebio y Lactancio se referían a dos hechos completamente distintos.

Según él, Eusebio describe los comienzos de la purga del ejército en Palestina, mientras que Lactancio relata sucesos acaecidos en la corte.

[107]​ Eusebio, Lactancio[108]​ y Constantino coinciden en alegar que Galerio fue el principal impulsor de la purga militar, así como su mayor beneficiario.

[128]​ Según Lactancio, mientras se encontraba en Nicomedia en 302 Diocleciano y Galerio entraron en una discusión acerca de qué política imperial debían tomar con respecto a los cristianos.

[161]​ En 304, el cuarto edicto ordenaba que todas las personas, fuesen hombres, mujeres o niños, deberían reunirse en lugares públicos y realizar un sacrificio colectivo.

[162]​ No se conoce la fecha precisa del edicto,[163]​ pero es probable que fuera dictado en enero o febrero de 304, y fue aplicado en los Balcanes en marzo.

Este trabajo afirma que en realidad el obispo había apostatado, pero se redimió a través del martirio unos días después.

[239]​ Las noticias viajaron a África, donde en años posteriores un cristiano de Cirta todavía podía recordar la fecha exacta en que «la paz» había sido introducida.

[nota 24]​ Majencio, que se enfrentaba a una oposición doméstica cada vez más fuerte contra su gobierno, finalmente aceptó la restitución de los bienes cristianos.

[270]​ El primer mártir, Procopio, fue trasladado a Cesarea desde Escitópolis (Beit She'an, Israel), donde había sido lector y exorcista.

Procopio respondió citando a Homero: «el señorío de muchos no es una cosa buena, deja que haya un gobernante, un rey».

[286]​ Poco después Urbano fue cesado del cargo por razones desconocidas, hecho prisionero, torturado y ejecutado, todo en un día de procedimientos acelerados.

Nombró a los sumos sacerdotes para cada provincia, hombres que debían vestir ropas blancas y supervisar el culto diario de los dioses.

[316]​ Cuando Maximino recibió la noticia de que Constantino había triunfado en la guerra contra Majencio, publicó una nueva carta restaurando a los cristianos sus anteriores libertades.

Por primera vez, Maximino emitía una ley la cual ofrecía tolerancia comprensiva y los medios para que se pudiera obtener.

[329]​ De acuerdo a un informe que Barnes describe como «plausible, mas no verificable», 660 cristianos fueron ejecutados sólo en Alejandría entre los años 303 y 311.

[331]​ Durante las generaciones futuras, tanto cristianos como paganos vieron en Diocleciano, según afirma el teólogo británico Henry Chadwick, «la personificación de la ferocidad irracional».

Son venerados como mártires, y buena parte de ellos alcanzaron una gran popularidad por todo el mundo cristiano, dedicándose a sus memorias innumerables iglesias:[369]​

La última oración de los mártires cristianos , por Jean-Léon Gérôme (1883). La persecución de Diocleciano , que fue la más violenta de todas, tenía el único fin de frenar la rápida expansión del cristianismo .
Ilustración que representa el martirio de Sixto II durante la persecución de Valeriano a finales de los años 250.
San Jorge ante Diocleciano . Se trata de un mural que data del siglo XIV, ubicado en el monasterio de Ubisi , región de Imericia , Georgia . La tradición cristiana coloca el martirio de Jorge, un oficial del ejército romano, en el reinado de Diocleciano. [ 97 ]
Grabado del martirio de Doroteo y Gorgonio .
Maximino Daya , César de Palestina, Siria y Egipto entre 305 y 312.
Retrato de Edward Gibbon hecho por Henry Walton .