Las Termas de Constantino (en italiano: Terme di Costantino) eran un complejo termal de la antigua Roma, el último de su clase, construido en la colina del Quirinal por Constantino I en torno al año 315, aunque quizá iniciado bajo Majencio.
Construidas tras ingentes obras de excavación y nivelación del terreno, incluida la demolición de edificios públicos y privados preexistentes, las termas fueron dañadas en 367 por un incendio, saqueadas en 410 por los godos de Alarico y restauradas en 443 por el praefectus urbi Petronio Perpenna Magno Quadraciano y probablemente otra vez bajo Teodorico el Grande.
Los restos que quedaban en pie de las termas, representados en grabados y dibujos del siglo xvi —sobre todo de Palladio—, fueron destruidos definitivamente a principios del siglo xvii con la construcción del Palazzo Rospigliosi, un siglo después para la edificación del actual Palazzo della Consulta y, por último, en 1877, con la apertura de la Via Nazionale.
Las termas eran relativamente pequeñas y exclusivas, sobre todo en comparación con las cercanas Termas de Diocleciano, grandiosas pero con una clientela seguramente más «popular».
Orientadas en sentido norte-sur, estaban compuestas prácticamente por un único edificio con pocos anexos, y carecían de los tradicionales pórticos, sustituidos por una simple zona abierta.