Justa y Rufina

[1]​ Era costumbre celebrar una vez al año una fiesta en honor a Venus, en la que se rememoraba el fallecimiento del admirado Adonis.El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio.Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser torturadas con garfios de hierro.Viendo que no surtió efecto el castigo, las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.Esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena.Su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.La llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase.Nuevamente tras este hecho, el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año 287.[5]​ Algunos años más tarde los padres del Concilio de Granada, en su canon 60 promulgaron que:Sin embargo hubo una difusión oficial de su culto en la Bética durante la época visigoda, tuvieron en Sevilla su basílica martirial y San Isidoro compuso un himno en su honor.En el Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, también en Sevilla, se conserva una antigua galería subterránea considerada tradicionalmente las mazmorras donde estuvieron presas las dos hermanas.Según el cronista Lucas de Tuy, sucedieron milagros por los lugares donde pasaron, en los que también se construyeron varias iglesias en honor al santo.El traslado se hizo con gran boato, por lo que Astorga sería parada obligatoria.
Santa Rufina , cuadro de Velázquez (Sevilla, Centro Velázquez, Fundación Focus-Abengoa ).
Justa y Rufina por Francisco de Goya , catedral sevillana