Hernando fue el continuador del taller familiar.
Igualmente exportó su producción a otras ciudades españolas.
Sus azulejos decoran también varios conventos de Lima y México.
Aunque no se conoce que existieran vínculos entre ambos talleres, los lazos estilísticos son claros.
[2] Otros ceramistas miembros posteriores de esta familia son Benito Valladares, que realízó entre 1645-46 los azulejos del Cenador del León del Alcázar de Sevilla y Francisco Valladares, que en 1675 también realizó trabajos para el Alcázar.