En cambio trató afectuosamente a su hijo Teudila que había ingresado en un monasterio.
En el año 619 se convocó un sínodo provincial de la Bética en Sevilla, en la Iglesia del Sagrado Corazón,[cita requerida] presidido por el obispo Isidoro.
Sisebuto murió en febrero del 621 en Toledo en extrañas circunstancias (se cree fue envenenado) y fue sucedido por su hijo Recaredo II.
Por eso, mientras estaba en campaña en Cantabria o en Vasconia, en el 613, Sisebuto compuso un notable y culto poema sobre los eclipses que dirigió al obispo de Sevilla Isidoro.
[16] En cuanto a convertir a un cristiano al judaísmo, se agravaron de nuevo las penas (suavizadas por Recaredo) y, como en tiempos de Alarico II, el judío sería ejecutado y sus propiedades confiscadas.
Finalmente el rey lanzaba una maldición sobre los futuros monarcas que no hicieran cumplir la ley.
Las conversiones forzadas se hicieron extensivas a algunos judíos hacia el 615, sin contar con la abierta aprobación de la Iglesia católica, que no obstante admitió los hechos consumados.
Algunos judíos emigraron a Francia, pero parece que la mayoría permaneció en Hispania donde, pasado el furor inicial, la persecución disminuyó.
[16] La política de conversiones forzosas, sin el apoyo del clero, trajo consigo un nuevo problema para el reino, tanto social como religioso: Los Pseudoconversos.
[16] Algunos reyes visigodos alcanzaron a manejar el latín escrito y aun literario.
Si Recaredo dirigía en mal latín una carta al papa Gregorio Magno, Sisebuto, a quien consideraba San Isidoro de Sevilla litterarum ex parte imbutus[17] resulta ser el más ilustre de los reyes letrados, incluso con su estilo "pesado, oscuro, retorcido y a menudo indescifrable".