Tras la ocupación y repoblación de Badajoz (855-875) por Ibn Marwan, en la que se comportó como caudillo de un reino autónomo cada vez más fuerte y extenso, se sentaron las bases que continuarán sus sucesores.
[1] Le sucedió su hijo Ibn Zaid Marwan, al que siguió su nieto Abdalá ben Mohamed.
Como castigo, la cerca defensiva que rodeaba Badajoz fue derribada para asegurar la sumisión de toda la ciudad.
La taifa dominó gran parte de la antigua Lusitania e incluía Mérida, Lisboa, Elvas y Marvão.
Asimismo Sidray ibn Wazir se sublevó en Beja y reconoció a Ben Qasi.