Segunda República española

Durante este bienio se produjo el acontecimiento más grave del período: la insurrección anarquista y socialista conocida como Revolución de 1934, que en Asturias se convirtió en una auténtica revolución social y que finalmente fue sofocada por el Gobierno con la intervención del ejército.Para ello, nombró presidente del Gobierno al general Dámaso Berenguer, pero este fracasó en su intento de volver a la «normalidad constitucional».Nada más entrar en la casa, el general Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice: «A las órdenes de usted, señor ministro».Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma.Poco duró dicha divisa, pues ese mismo año es sustituida por otra rojigualda con el lema «Constitución» en su franja central.Como novedad, destaca su menor tamaño, la misma medida para las tres franjas y los flecos dorados en el contorno de las pertenecientes al ejército.En cuanto a los nacionalismos, la Lliga Regionalista de Catalunya, liderada por Francesc Cambó había apoyado abiertamente la dictadura de Primo de Rivera, y por ello permaneció al margen de la política durante la República, mientras que otros partidos políticos catalanes, más escorados hacia la izquierda o el independentismo, fueron los que tuvieron mayor protagonismo; en el caso del País Vasco y Navarra, cabe mencionar que aún no se había consumado la ruptura entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la Comunión Tradicionalista (CT), integrada esta última por los carlistas.[12]​ El gasto en Seguridad Ciudadana (Policía y Guardia Civil) experimentó un crecimiento muy importante durante los Gobiernos de la Segunda República, con un incremento medio anual del 14%.Sin embargo un sector numeroso del episcopado estaba compuesto por obispos integristas que no estaban dispuestos a transigir con la república a la que consideraban una desgracia, y cuya cabeza visible era el cardenal primado y arzobispo de Toledo, Pedro Segura.[72]​ En cuanto al servicio militar obligatorio este se redujo a doce meses (cuatro semanas para los bachilleres y universitarios), pero mantuvo la redención en metálico del servicio militar, aunque solo podía aplicarse a partir de los seis meses de permanecer en filas.Los hechos fueron utilizados por la oposición para atacar al gobierno (se difundió la falsa noticia de que el propio Azaña había dado la orden de disparar a los guardias), y aunque pudo superar la crisis, a medio plazo «Casas Viejas» le sería enormemente perjudicial.En las ciudades la crisis económica se agudizaba, aumentaba el paro y las patronales radicalizaban su oposición a la normativa sociolaboral.[117]​ y se les cree envueltos en conspiraciones antirrepublicanas,[123]​ por lo que Azaña aprovecha el incidente para relevar de sus puestos a los principales implicados.[135]​ La pretensión del gobierno de Lerroux era «rectificar» las reformas del primer bienio, no anularlas, con el objetivo de incorporar a la república a la derecha «accidentalista» (que no se proclamaba abiertamente monárquica, aunque sus simpatías estuvieran con la monarquía, ni tampoco republicana) representada por la CEDA y el Partido Agrario.[146]​ Como consecuencia de todo ello los salarios agrícolas, que habían aumentado durante el primer bienio, volvieron a caer.En cuanto se hizo pública la composición del nuevo gobierno los socialistas cumplieron su amenaza de que desencadenarían la «revolución social» si la CEDA accedía al gobierno y convocaron la «huelga general revolucionaria» que comenzaría a las 0:00 horas del día 5 de octubre.[164]​ Para dominar la «Comuna Asturiana» el gobierno tuvo que recurrir a las tropas coloniales (legionarios y regulares procedentes de África, al mando del coronel Yagüe), mientras que desde Galicia alcanzaba Oviedo una columna al mando el general Eduardo López Ochoa.Toda la operación estaba siendo dirigida desde Madrid por el general Franco, por encargo expreso del ministro de la guerra Diego Hidalgo.Se hicieron unos treinta mil prisioneros en todo el país y, especialmente, las cuencas mineras asturianas fueron sometidas a una durísima represión militar, primero (hubo ejecuciones sumarias de presuntos insurrectos), y de la guardia civil, después, encabezada esta última por el comandante Lisardo Doval, que sería trasladado por orden del gobierno.En cambio los militares más fieles a la república fueron cesados de sus puestos y los oficiales considerados «izquierdistas» sufrieron represalias profesionales.«De esta forma, el gobierno quedó desasistido por sus aliados naturales y hostigado desde la derecha por una envalentonada oposición monárquica que arrastraba ya con fuerza a los católicos y desde la izquierda por un sector del PSOE que, si había renunciado a la revolución esperaba con impaciencia la hora de sustituir al gobierno republicano por uno exclusivamente socialista».[211]​ En cuanto a la CEDA el sector encabezado por José María Gil Robles se decantó cada vez más por el boicot a las instituciones republicanas y por el apoyo a la vía defendida por la derecha monárquica del Bloque Nacional de José Calvo Sotelo que propugnaba abiertamente la ruptura violenta del orden constitucional mediante un golpe de Estado militar en cuya preparación ya estaban colaborando (por su parte los monárquicos carlistas aceleraron la formación de sus milicias requetés con vistas al alzamiento militar con cuyos dirigentes mantenían contactos).[la UME, Unión Militar Española, monárquica; y la republicana Unión Militar Republicana Antifascista, UMRA, con una influencia mucho más reducida][234]​ Tampoco podían contar como en 1923 con la connivencia del jefe del Estado (el rey Alfonso XIII entonces, y el presidente de la república Manuel Azaña ahora).Al día siguiente la sublevación se extendió a la península y las organizaciones obreras (CNT y UGT) reclamaron «armas para el pueblo» para acabar con ella, a lo que el gobierno de Santiago Casares Quiroga se negó.[255]​ «Quienes se quedaron en Madrid no pudieron interpretar estos hechos sino como una vergonzosa huida... sobre todo porque los madrileños fueron capaces de organizar su defensa.En este ataque a Largo Caballero contaban con el apoyo de la fracción socialista de Indalecio Prieto, que controlaba la dirección del PSOE, que como los comunistas querían eliminar del gobierno a las organizaciones sindicales, UGT y CNT, y reconstruir el Frente Popular.Al día siguiente el órgano de la CNT Solidaridad Obrera declaraba en su editorial: «Se ha constituido un gobierno contrarrevolucionario».En su intento de aparecer ante las potencias extranjeras con la situación interior controlada, Negrín inició gestiones infructuosas con el Vaticano para restablecer relaciones diplomáticas y abrir las iglesias al culto».Las unidades militares controladas por los comunistas opusieron resistencia en Madrid y sus alrededores pero fueron derrotados (hubo cerca de 2000 muertos).
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Franquicia postal de las Cortes Constituyentes, 1931.
Bandera republicana izada en el 77 aniversario de la proclamación de la república en Éibar .
Celebraciones de la proclamación de la Segunda República Española en Barcelona , 1931, extraído de los archivos federales de Alemania.
Portada de un ejemplar de la Constitución de la Segunda República.
Alegoría de la República española por Teodoro Andreu (1931)
25 céntimos de peseta, 1934
Moneda republicana de una peseta acuñada en 1934.
Distribución de la población española en 1930.
Moneda de 50 céntimos de 1937 acuñada en cobre
Niceto Alcalá-Zamora , primer presidente de la Segunda República española.
Las Cortes Constituyentes de 1931 (escaños por partido).
Hospitales, hogar del soldado fueron prioritarios para la política de Cultura Popular tras el estallido de la guerra, sin desatender a Sindicatos y organizaciones políticas antifascistas
Regiones con derecho a nombrar vocal en el Tribunal de Garantías Constitucionales
Referéndum autonómico del 5 de noviembre de 1933 en Éibar para la aprobación de un nuevo texto de Estatuto
Logo de la CEDA
Bandera de la CNT-FAI .
Fotografía tomada poco después de producirse los sucesos de Casas Viejas (enero de 1933). Se pueden ver los cadáveres de los campesinos todavía sin enterrar.
Lluís Companys , gobernador civil de Barcelona , en el artículo Cómo se proclamó la República en Barcelona ( Mundo Gráfico , número 1017, página 4, 29 de abril de 1931).
Niceto Alcalá Zamora , Presidente de la República
Portada del diario La Voz del lunes 17 de febrero que anuncia la victoria del Frente Popular por mayoría absoluta. Aparecen las fotografías de los candidatos que han resultado elegidos en la lista de Madrid (de izquierda a derecha): Julián Besteiro , Manuel Azaña , Julio Álvarez del Vayo , Luis Araquistain , Francisco Largo Caballero y Luis Jiménez de Asúa . El diario destaca también en la primera página que el antiguo presidente del Gobierno Alejandro Lerroux no ha resultado elegido. Asimismo anuncia que el gobierno de Manuel Portela Valladares ha declarado el estado de alarma en toda España.
Gabinete del gobierno de Azaña , fotografiado en 1936.
Estandarte presidencial de Manuel Azaña .
El general Sanjurjo en 1932.
Mapas que representan los planes esbozados por Mola para dar el Golpe de Estado que derribase a la Segunda República.
Fábrica de armas de Alginet
Mapa de la guerra civil española en julio de 1938
Mapa de las «dos Españas» en marzo de 1939.
Cifra de la Presidencia de la Segunda República Española.