Durante la guerra civil puso empeño en tratar de restablecer la autoridad en la zona republicana.
Allí conoció y se casó con Antonia Caballero, una criada doméstica nacida en Brihuega (provincia de Guadalajara).
Antonia Caballero volvió a su antiguo oficio de sirvienta y madre e hijo vivieron grandes penurias.
Cuando le ofrecieron un trabajo algo mejor pagado en una fonda u hotel de Granada allí se trasladó con su hijo.
Como ha señalado su más reciente biógrafo, Julio Aróstegui, «cuando quedaban pocos años para la entrada en el nuevo siglo, Caballero se había convertido ya, definitivamente, en un obrero consciente.
Su primer cargo en la Unión General lo obtuvo en 1899, cuando fue nombrado vicetesorero, aunque siguió ejerciendo el oficio de estuquista.
Ese mismo año alcanzó su primer cargo político en el Partido Socialista Obrero cuando a raíz de su V Congreso pasó a formar parte como vocal del Comité Nacional, presidido por Pablo Iglesias, aunque este puesto dejaría de desempeñarlo tras la celebración del VI Congreso en 1902 y no lo volvería a ocupar hasta 1915 en el X Congreso.
Sin embargo el Consejo Superior de Guerra y Marina anuló la condena.
La respuesta del gobierno de José Canalejas fue declarar el estado de guerra, clausurar la Casa del Pueblo y detener a varios dirigentes socialistas, entre ellos Largo Caballero[nota 2] –Pablo Iglesias no fue detenido porque le protegía la inmunidad parlamentaria–.
[11] Hasta la Primera Guerra Mundial la UGT experimentó un crecimiento importante, pues pasó de 56 000 afiliados en 1904 a 128 000 en 1914, aunque en los cuatro años siguientes sufrió un ligero retroceso –al finalizar la guerra en 1918 los afiliados se habían reducido a 89 000–.
Así, la Comisión Ejecutiva de UGT aprobó la concurrencia a las elecciones para miembros obreros de los Comités Mixtos o Paritarios que la dictadura había creado para regular las relaciones laborales y la participación del PSOE y la UGT en las elecciones locales que se iban a celebrar –aunque estas nunca tuvieron lugar– según la forma de representación corporativa instaurada por el nuevo Estatuto Municipal recién aprobado por el Directorio.
Su puesto como presidente del PSOE y de la UGT, lo ocupó Julián Besteiro, que en aquel momento apoyaba la colaboración con la Dictadura.
Besteiro defendió, por el contrario, acudir a ella «si por esa reforma se pueden ocupar dignamente puestos eficaces de lucha».
Sin embargo, todos coincidían en que la decisión debía ser adoptada por un Congreso Extraordinario.
Este hecho fue decisivo para que los socialistas, en sendos Congresos Extraordinarios de UGT y PSOE celebrados en octubre de 1927, decidieran no participar en la Asamblea y los militantes socialistas designados por el poder no asistieron a la misma.
[28] Durante la Dictadura la mayoritaria Confederación Nacional del Trabajo fue duramente reprimida por el Gobierno, mientras que la colaboración a la UGT no le supuso un crecimiento de su afiliación.
[32] Juan Francisco Fuentes atribuye a su consejero Luis Araquistain una «influencia decisiva» en su «giro bolchevique» de 1933.
Mientras que el sector socialista encabezado por Indalecio Prieto ya hacía tiempo que estaba de acuerdo con la propuesta en cuya gestación Prieto había participado activamente, el sector encabezado por Francisco Largo Caballero se mostró reticente al principio pues seguía defendiendo la formación de un «frente obrero» en el que no tenían cabida las fuerzas «burguesas».
[57] Sin embargo la versión anterior de lo sucedido no se ajusta a lo que contaron sus protagonistas en su momento.
Según relataron Indalecio Prieto y el propio Largo Caballero en sus memorias Mis recuerdos (pág.
[cita requerida] Su gran preocupación, aparte del curso de la contienda, es intentar mantener la disciplina en el recién organizado ejército y sostener la autoridad del gobierno central dentro de la zona republicana a cualquier precio, juzgando que sin unas tropas disciplinadas y militarizadas sería imposible para la República derrotar al bando sublevado.
También desoyó las recomendaciones que le hicieron estos para que se marchara a América –su hija Concha ya vivía en México– o al menos que abandonara París para trasladarse a Albi, un lugar más seguro, donde vivía Rodolfo Llopis con su familia, sobre todo cuando en septiembre de 1939, un mes antes de cumplir los setenta años, empezó la Segunda Guerra Mundial.
[62][nota 8] Durante los sucesivos confinamientos el gobierno mexicano, a instancias del exilio republicano y de Concha Largo –la hija mayor de Caballero que ya vivía en México–, desplegó una intensa actividad diplomática a través de su embajador en Francia para conseguir del gobierno de Vichy un visado que permitiera a Largo Caballero y a su familia abandonar el país para residir en México, pero sus gestiones no tuvieron éxito.
Fue conducido primero al cuartel general de la Gestapo en Lyon, donde fue interrogado casi con toda seguridad por Klaus Barbie, y luego al cuartel general de la Gestapo en París donde fue sometido a nuevos interrogatorios durante los cinco meses que estuvo allí.
El 4 de febrero sufrió un cólico nefrítico del que ya no se repondría.
[68] El cadáver fue trasladado a la sede de la SFIO en París donde estuvo expuesto durante tres días.
No estuvieron exentas de boato; lo tuvieron más que las dedicadas a cualquier otro dirigente español en el exilio...».
Allí se encontraron, entre otros, Miguel Maura, Dolores Ibárruri, Juan Negrín y miembros de la CNT.
La roca, el bronce en este caso, se humaniza luego, sin perder del todo la rudeza de su originaria geología.
Y es que, al final, la piedra fue cuarteada, pero nadie pudo realmente destruirla; siguió erguida en una visible soledad en medio del estruendo».