Uniendo varias filásticas y dejando obrar esta fuerza, cada una de ellas se destorcerá arrollándose sobre las otras y formarán lo que se llama un cordón que estará torcido al revés o de izquierda a derecha.
De este modo el cabo está torcido en el mismo sentido que la filástica.
Los cabos que generalmente se usan son los formados por tres o cuatro cordones.
Las fibras sintéticas modernas, tales como nailon y poliéster, requieren métodos alternativos tales como la fusión, que utiliza calor para fundir las fibras para hacer un corte limpio y permanente; para las fibras que no se pueden fusionar en caliente, por ejemplo, la aramida, es necesario sumergir el extremo cortado en un recubrimiento adhesivo de goma, resina o pintura.
Sin embargo, el experto en cuerdas y nudos, Geoffrey Budworth, advierte contra este modo de unir las fibras de los extremos con calor:[2] Los cabos con relación a sus gruesos toman los nombres siguientes: Para medir los cabos se emplea una cinta dividida en pulgadas y líneas, llamada pulgadera, arrollándola al que se quiere medir.