[2] El fenómeno tuvo una importancia singular en Barcelona, desatándose en la ciudad una guerra entre bandas anarquistas y parapoliciales.
La Federación Patronal también creó los llamados sindicatos "libres" o amarillos, dirigidos por ellos con el fin de intentar dividir al movimiento obrero.
Por último, los empresarios recurrieron al pistolerismo para matar a destacados dirigentes sindicales (denominado terrorismo blanco), a lo que los anarquistas respondieron con atentados contra empresarios, políticos, miembros del clero y fuerzas del orden (denominado terrorismo anarco-sindicalista o acción directa).
[7] Como consecuencia de esto fueron asesinados destacados cenetistas como Pau Sabater, Evelio Boal o Salvador Seguí y abogados como Francesc Layret.
Por su parte los anarquistas mataron a personalidades como Manuel Bravo Portillo, Francisco Maestre o Eduardo Dato.