Movimiento obrero español

Durante la Restauración se fundan las dos grandes organizaciones sindicales españolas, la socialista Unión General de Trabajadores (1888) y la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (1910), con predominio de esta última hasta la Segunda República Española.

CNT y UGT protagonizarán la revolución social que se produjo en la zona republicana durante los primeros meses de la guerra civil española.

Los orígenes del movimiento obrero en España se sitúan en Cataluña en las décadas de 1830 y 1840 ya que era el único lugar donde existía una industria moderna, el sector textil algodonero.

Esta preponderancia y las primeras persecuciones gubernamentales, que siguieron inmediatamente después, acrecentaron muchísimo nuestras filas en España.

La ruptura entre Marx y Bakunin se produjo en 1872, quedando la Federación Española alineada con el segundo, sin haber creado por tanto ningún partido obrero, lo que se suplía con las consignas antielectorales o con el apoyo puntual a los republicanos federales.

Puede decirse que en España no hubo un movimiento católico-social propiamente dicho antes de la encíclica Rerum novarum del papa León XIII en 1891.

[5]​ Con el nuevo siglo xx, se produjo un desarrollo del movimiento obrero, destacando la industrialización de Asturias, País Vasco, y Cataluña.

Acuerdan crear la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), que llegaría a convertirse en el principal sindicato de masas de la clase obrera española hasta la guerra civil, superando a la UGT.

La CNT y la UGT tenían un carácter casi exclusivamente obrero, con muy pocos intelectuales de clase media.

La clase obrera española, como la mundial, quedó muy impresionada con la victoria de la revolución bolchevique soviética.

El catalanismo burgués presionaba fuerte, y temía a la vez la fuerza de los trabajadores.

Muchos obreros vieron el terrorismo individual anarquista como una maniobra de provocadores para justificar la persecución y la represión policial.

La extensión del terrorismo en 1920, junto con los "lock-out" y la huelga general convocada para el 24 de enero, produjeron una tensión extrema.

Hubo una espectacular respuesta anarcosindicalista, finalizada con el asesinato en Madrid del primer ministro Eduardo Dato, a principios de 1921 por tres pistoleros anarquistas.

Son precisamente estas circunstancias las que hacen impacientarse a los obreros que no ven llegar todos los beneficios prometidos por los republicanos y se producen desórdenes revolucionarios, como los ocurridos en Arnedo, Castilblanco y Casas Viejas que a la larga habrían de perjudicar al movimiento obrero, por cuanto provocan la salida de los partidos progresistas del gobierno.

Durante este periodo la política social del franquismo anuló las reformas de la República, sobre todo la reforma agraria, y restituyó asimismo propiedades y fábricas incautadas en la zona republicana durante la guerra a sus antiguos dueños.

Las CC.OO. habían surgido como comité, con el fin de negociar los convenios colectivos al margen del sindicalismo.

En 1976 representantes de estos sindicatos, en una asamblea en Barcelona, crearan la CSUT que será presidida por el cartero madrileño Jeronimo Lorente.

En los años posteriores sufren enemistades en torno a lo que se llamó "modelos sindicales".

Pese a ello ha conseguido mantenerse hasta el punto de ser actualmente el tercer sindicato en representatividad en España.

Por su parte, La Confederación Nacional del Trabajo (CNT-AIT) que entró en el posfranquismo con un crecimiento espectacular, se vio envuelta en unas luchas internas en las que se distinguían dos sectores, el primero y mayoritario en el cual se incorporaba el sector más fiel a los mínimos planteamientos anarcosindicalistas y otro sector minoritario que optaba por participar en las elecciones sindicales y comités de empresa, aceptando así el modelo sindical impuesto desde el Estado.

La CNT sigue siendo fiel a los principios de lucha con acción directa que hicieron que fuese el sindicato español más importante en la década de los treinta y llevando a cabo la revolución social, ahora a pesar de su escasa presencia social, mantiene no solo sus principios y finalidades impecables sino que preserva su estructura anarcosindical lista para momentos de crisis en los que la clase trabajadora pueda ver como alternativa a la CNT.

En la actualidad, los dos sindicatos con mayor representación electoral son Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión General de Trabajadores (UGT).

Antonio Gutiérrez dejó paso a José María Fidalgo, que fue secretario general de CC.OO hasta diciembre del 2008 donde en el marco del noveno congreso de CC.OO se eligió al actual secretario general, Ignacio Fernández Toxo La UGT experimentó un crecimiento espectacular durante la II República, a la que defendió en las grandes ciudades tras el alzamiento de 1936.

Fue declarada ilegal durante el franquismo, por lo que perdió gran parte de su influencia y todo su patrimonio.

Durante el XXXVI Congreso de la UGT (1994), el que había sido su secretario general desde 1976, Nicolás Redondo, fue sustituido por Cándido Méndez.

Manifestación obrera. ¡A la huelga! Por Mariano Foix (1901)
Pablo Iglesias dirigiendo la palabra a los obreros antes de disolverse una manifestación (1905)
Manifestación obrera del 1 de mayo de 1907 en la calle de Alcalá de Madrid. Fotografía de Goñi .
Manifestación de obreros del Arsenal de Cartagena (1907)
Bandera de la CNT .
Archivo:Pce legal.jpg
Artículo de Mundo Obrero acerca de la legalización del PCE en 1977.
Manifestación de CC. OO. en Bilbao en noviembre de 2004, por la defensa de los convenios sectoriales.