[3] Como su padre, Miguel Maura era monárquico y conservador, pero tras la dictadura de Primo de Rivera evolucionó desde esas posiciones monárquicas hacia un republicanismo moderado y conservador, tras verificar durante los dos últimos años del régimen dictatorial el desapego que los diferentes círculos políticos tenían sobre el propio régimen y la monarquía de Alfonso XIII.
Así pues, Azaña tuvo que repetir el encargo de formar gobierno con Martínez Barrio, quien aceptó pero cuyo gobierno duró unas pocas horas ante la negativa del general Mola, cerebro del golpe militar, a rendirse y a las multitudinarias manifestaciones sindicales, lideradas por Largo Caballero, para evitar una posible negociación con los golpistas para acabar con la crisis.
Poco después, ante el consejo de sus vecinos, abandona La Granja y vuelve a Madrid, pero ante el conocimiento de que supuestamente las milicias anarquistas le buscaban para asesinarle, pidió ayuda a Indalecio Prieto, entonces ministro de Marina y Aire, quien le procuró un avión militar con el que se trasladó a Toulouse (Francia) con su mujer y sus cinco hijos.
Desde entonces, colaboró en el exilio para hacer regresar la democracia en España: primero, con su apoyo a los Trece Puntos que enunciaba Juan Negrín para terminar la Guerra Civil, y posteriormente con su ayuda en la tarea de reorganizar la oposición republicana en el exilio francés.
Así pues, con este panorama, Miguel Maura decidió regresar a España en 1953, donde se instaló en Barcelona —se le "aconsejó" no residir en Madrid— con su mujer, su hija y su yerno, que trabajaba en la capital catalana.