La huelga revolucionaria o huelga general revolucionaria es la huelga que responde a propósitos de subversión política de carácter general; aunque puede motivarse en reivindicaciones de carácter económico o social su objetivo supera esas reivindicaciones.
[1] La huelga revolucionaria fue una aspiración del sindicalismo revolucionario, e ideologías socialistas afines (comunismo de izquierda, anarcosindicalismo), en la que una huelga general a gran escala desembocaría espontáneamente en una revolución proletaria instaurando una forma de gobierno y un modelo económico fundamentado en la colectivización o autogestión obrera.
[1] Este ideal fue popular en el movimiento obrero alineado al socialismo revolucionario de la primera década del siglo XX, y según los historiadores reflejaba un imaginario milenarista de la lucha de clases avivado por el sincretismo ideológico de los militantes, que incluso cobraba mayor relevancia que su formación intelectual.
A este imaginario milenarista se lo ha llamado tradicionalmente la espera de "El Gran Mediodía", término con reminiscencias mesiánicas.
[1] Ya entrado el siglo XX y habiendo desaparecido los movimientos mencionados al inicio, el concepto de huelga general revolucionaria fue asimilado a las estrategias de presión de los movimientos revolucionarios comunistas (marxismo-leninismo) como una huelga masiva desestabilizadora del gobierno al cual se combate para la posterior instauración del Estado socialista unipartidista o de gobiernos socialistas de unidad popular.