Dilectissima Nobis

261-287) en latín y en castellano, trata sobre la injusta situación creada para la Iglesia católica en España.

Comienza el papa la encíclica mostrando su amor por España y el dolor por al situación que atraviesa la Iglesia en ese país: Ante esos hechos, a través el Nuncio, se ha insistido ante el gobierno que esas actitudes son incompatibles con la concordia de espíritu indispensable para la prosperidad de una Nación.

Estos son los motivos en que tiene su origen esta encíclica, sin que esté inspirada en una aversión contra la nueva forma de gobierno, pues nada tiene la Iglesia contra la forma republicana, como lo muestran los numerosos concordatos suscritos con las repúblicas que, tras la Guerra Mundial, han sustituido en Europa a anteriores regímenes monárquicos.

La ley reafirma la separación del Estado y de la Iglesia, tal como ya establece la nueva Constitución Española, pero a los daños que para la sociedad supone esa afirmación se añade el modo hostil en el que la ley de confesiones y congragaciones religiosas entiende esa separación, llegando a negar para la Iglesia el derecho común y la libertad que se promete y asegura para todos los ciudadanos.

[6]​ Por otra parte, los bienes que en el futuro pueda adquirir la Iglesia solo podrá conservarlos en la cuantía necesaria para el servicio religioso.