[7] A principios de 1932, José María Albiñana reclamaba públicamente auxilios financieros para su actividad política ya que[5] "En el mundo no existen hoy más formas políticas, perfectamente definidas, que el comunismo y el nacionalismo (...) Despierte la burguesía dormida si no quiere verse ahogada en sangre.
Aunque encontramos rasgos propios de su tiempo, el profesor Vicente Palacio Atard no advierte un planteamiento doctrinal y sistemático claramente fascista:[8] El hispanista vascofrancés Arnaud Imatz, biógrafo de José Antonio Primo de Rivera, considera erróneo calificar este movimiento como antecedente del nacionalsindicalismo; los falangistas demostraron escasa estima por la actividad del doctor Albiñana: El historiador Julio Gil Pecharromán rechaza el carácter fascista o protofascista del partido.
[11] También Ramiro Ledesma Ramos lo considera como un movimiento reaccionario: " ... gesticulación reaccionaria al servicio vergonzante de la aristocracia terrateniente y de los elementos más regresivos...",[12] opinión compartida por Southworth y Manuel Pastor.
[14] La posición ideológica del Partido Nacionalista Español ha sido definida como «ultrarreaccionaria»[15] y tradicionalista.
De hecho, en su última voluntad, José María Albiñana pidió a sus seguidores que ingresaran en la Comunión Tradicionalista, integrándose el Partido Nacionalista Español en el movimiento carlista.