Juan March

[4]​[5]​ En ambas guerras mundiales actuó principalmente del lado de los aliados siendo un ferviente anglófilo.

[5]​ Ya durante la Segunda República la obtendría por las Cortes republicanas de Baleares en 1931 y 1933.

[9]​ Sin embargo, con el paso del tiempo, March se opuso a Franco y apostó por la monarquía.

Posteriormente se dedicó también a otro contrabando, adquiriendo productos en África y Gibraltar que más tarde eran vendidos en la costa valenciana.

En 1915, durante la I Guerra Mundial, se vio involucrado en un incidente internacional, al dar suministros a los submarinos austriacos que operaban en el Mediterráneo occidental, resguardados en la isla de Cabrera frente a s'Avall, finca de su propiedad en la costa de Mallorca.

El sumario del caso estuvo envuelto en todo tipo de irregularidades: cuando un juez estaba a punto de procesar a Juan March, se le destituía o se le trasladaba, y numerosos documentos del atestado terminaron por desaparecer.

No hubo forma de esclarecer el asunto, pero el pueblo de Santa Margarita lo acusó del crimen y la figura de March suscitó tanto odio en la localidad que ya no pudo volver a pisar el lugar.

En 1921 fue fundador e impulsor del periódico liberal El Día,[15]​ que sería su órgano de expresión personal.

Establecida la Segunda República en 1931, se inició una investigación de un año sobre sus actividades irregulares.

Hechos como esta evasión, que afectó grandemente el prestigio del entonces gabinete provisional de Martínez Barrio, motivaron que March fuese calificado por el exministro Mariano Ansó como "gran corruptor de hombres e instituciones".

No se ha demostrado, pero hay indicios racionales de que March dio al respecto ciertas garantías amparadas en su fortuna.

Algunos cronistas coinciden en que estos hechos iniciales constituyen la verdadera, ágil y efectiva contribución de Juan March en la primera fase de la Guerra y sin la que los sublevados no habrían conseguido cierto éxito.

Empleó una gran cantidad de dinero en comprar a medios y periodistas para tal fin, exagerando los crímenes que se producían en la zona leal y silenciando las matanzas del bando franquista.

Los recursos se denominaban en clave "La Caballería de San Jorge" y eran los propiamente destinados a este tipo de operaciones estratégicas y confidenciales del tesoro británico.

Con motivo de todo este asunto, Juan March apareció en los titulares de la prensa internacional; entre ellos, destaca un largo artículo biográfico de 1979 en la revista New Yorker titulado "Privateer" (corsario), que parte del caso Barcelona Traction y en el que se describe a March como «un ejemplo de capitalismo depredador a la americana» en un país atrasado como el español.

En la actualidad, es una fundación operativa con programas propios, mayoritariamente a largo plazo y siempre de acceso gratuito, diseñados para difundir confianza en los principios del humanismo en un tiempo de incertidumbre y oportunidades incrementadas por la aceleración del progreso tecnológico.

Sede actual de la Fundación Juan March , en Madrid