Sucesos de Castilblanco

Según unas versiones, un manifestante resultó muerto en este momento por una bala de la Guardia Civil, posiblemente perdida en un rebote; según la versión oficial, el fallecido civil se produjo tras haber asesinado a un cabo de una cuchillada en la nuca, e intentar repeler la agresión sus compañeros.

El general José Sanjurjo, director general de la Guardia Civil, comentó que ni siquiera en la cabilas más primitivas durante la guerra del Rif había visto cadáveres tan salvajemente mutilados.

En Épila (Zaragoza), el sábado 2 de enero los obreros de una fábrica azucarera se declararon en huelga para exigir que se contratara preferentemente a los censados en ese término municipal, siendo apoyados por los jornaleros de la localidad, que ese día no salieron a trabajar al campo y cerraron algunos establecimientos.

Al día siguiente, domingo 3 de enero, se reunieron en la plaza del pueblo unas quinientas personas.

La Guardia Civil intervino para despejar la plaza, produciéndose un enfrentamiento en el que murieron dos personas y resultaron heridas varias más.

Si tras los sucesos de Castilblanco la opinión pública se solidarizó mayoritariamente con la Guardia Civil, en esta ocasión sucedió lo contrario.

Las Cortes pidieron la destitución del jefe de la Guardia Civil, el general Sanjurjo.

Vista aérea de Castilblanco en la actualidad.