Gonzalo Queipo de Llano

Aunque apoyó en un principio al dictador Miguel Primo de Rivera, sus críticas hacia su política provocaron su postergamiento y traslado a la reserva en 1928.

Conspiró para derribar la monarquía alfonsina y dirigió la Cuartelada de Cuatro Vientos (1930), lo que le obligó a exiliarse en Portugal.

Cada vez más descontento con el rumbo que iba tomando la política republicana, y en especial tras la destitución de Alcalá Zamora, fue junto con Mola y Sanjurjo uno de los cabecillas principales del golpe militar contra el gobierno del Frente Popular, cuyo fracaso parcial originó la guerra civil española.

Nombrado jefe del Ejército del Sur, asumió el gobierno militar y civil, y a lo largo de la guerra actuó con casi total independencia, lo que llevó a ser conocido como el «virrey de Andalucía».

Ascendido a teniente general y condecorado con la Laureada de San Fernando tras su triunfo en la Guerra Civil fue, sin embargo, cada vez más postergado por Franco.

Aunque más dotado para las letras, en palabras de su madre, Gonzalo «tenía raza»[9]​ y así finalizó su formación en la Academia (1893-1896).

[22]​ Por desavenencias con su superior, el general Manuel Montero Navarro, fue expedientado y luego destinado como segundo jefe al Gobierno Militar de Cádiz.

[25]​ Ya en la península ibérica, el resentido general fue destituido como gobernador militar de Córdoba por haber afirmado públicamente que las letras UP, tanto podían significar Unión Patriótica, el partido del régimen, como «Urinario Público».

[27]​ Una vez caída la dictadura, había despotricado tanto contra Primo de Rivera que sus hijos José Antonio y Miguel, Sancho Dávila y unos cuantos parientes jóvenes arremetieron contra él a puñetazos en una cafetería.

[31]​ refugiándose en Francia, donde trabó conocimiento con Indalecio Prieto,[32]​ así como con Marcelino Domingo, entre otros republicanos españoles.

[34]​ Sin embargo tal desatinada aventura convirtió a Queipo de Llano en un popular héroe republicano.

Aunque había salvado la vida al ser amnistiado tras otro pronunciamiento fallido cuatro años antes (conocido como la Sanjurjada), aceptó encabezar una rebelión militar, organizada esta vez con más método por el general Mola junto a otros generales de prestigio.

Queipo de Llano insistía en colaborar, prometiendo convencer para la causa al general Miguel Cabanellas.

Como él mismo declararía cínicamente más tarde, eso le permitió desplazarse por todas las guarniciones de España burlando la vigilancia del gobierno del Frente Popular, contactando con algunos de los militares comprometidos en el alzamiento.

Para evitar los abusos africanistas, que tan bien conocían, habían convenido no concederse ascensos ni recompensas por hechos de guerra, al menos mientras durase la campaña.

[54]​ Una descripción pormenorizada de la rebelión militar fue publicada por el gobernador civil republicano José María Varela Rendueles.

En otros casos el médico certificaba lo evidente «por herida de bala, hemorragia, anemia aguda, etc.».

[82]​ Con su autoproclamada autoridad, el general que fue expulsado por dos veces del Ejército[83]​ consiguió la legitimidad jurídica.

Queipo prohibió tomar fotografías en todo el territorio sublevado, bajo pena de muerte.

[99]​ A renglón seguido, Franco dio un oscuro «golpe dentro del golpe»: usando un truco legalista de su asesor Martínez Fuset[100]​ se autonombró jefe del Estado (El Caudillo) y subordinó bajo su mando de manera irreversible a todos los generales sublevados llevando en adelante la dirección militar y civil y dando paso al régimen totalitario (conocido más tarde como Movimiento).

En los pueblos y ciudades que sus «soldaditos» (como gustaba llamar a sus hombres) iban ocupando, se aplicó por orden suya una feroz y coactiva rapacidad recaudatoria: Mantenía abiertas varias cuestaciones a la vez y los nombres aparecían en la prensa, pero recién detectada la menor «fatiga de los donantes», Queipo de Llano ordenaba una nueva colecta patriótica voluntaria.

[111]​ Al igual que Mola en el norte,[112]​ Queipo utilizó la radiodifusión como medio de guerra psicológica.

Aunque, según el ABC de Sevilla, era propio del general sus frecuentes invitaciones a una copa, la propaganda sublevada de la época cuenta que en aquellos años ya no probaba el vino por padecer una afección hepática.

Por ejemplo, tenían en la cárcel de Melilla a la familia (mujer y seis hijos) del general republicano Miaja, y todas las noches Queipo dejaba caer por la radio: Los historiadores no han logrado desentrañar el por qué Miaja no atacó Córdoba cuando lo tenía muy fácil.

Los lazos del vallisoletano con la alta burguesía andaluza, cuyo caciquismo político y social aspiraba a emular, le convertían en un peligro.

[135]​[136]​[137]​ Finalizada la guerra fue ascendido a teniente general, al ser restablecido este rango anteriormente suprimido por la República.

Según confesó en sus memorias, se le prohibió entrar en Sevilla y ser citado en la prensa.

[150]​ Las siguientes solicitudes de permisos fueron sistemáticamente denegadas por el ministro del Ejército general Varela.

El poeta gaditano José María Pemán lo llamó en un famoso discurso, al que asistieron Franco y Millán Astray, «la segunda Giralda».

Actualmente se encuentra abandonado y el INE no lo contempla en sus estadísticas de población.

Fotografiado junto a Niceto Alcalá-Zamora , Indalecio Prieto y otras personalidades en San Sebastián en 1932
Mapa de los enfrentamientos en el centro de Sevilla el 18 de julio de 1936. [ 57 ]
Murallas de la Macarena, donde fueron fusilados preferentemente los condenados por el aparato jurídico militar de Queipo. Aparte del pelotón de fusilamiento, era reglamentaria la presencia de un sacerdote y un médico, que certificaba la defunción. Finalmente el pelotón desfilaba por delante del cadáver. [ 61 ] [ 62 ]
Las alocuciones de Queipo de Llano a través de Unión Radio S.A., durante la Guerra Civil, fueron numerosas. Se han contabilizado hasta seiscientas, desde que las tropas sublevadas ocuparon Sevilla. [ 105 ]
Comitiva de los generales Gonzalo Queipo de Llano, Juan Yagüe y Antonio Aranda , el 7 de junio de 1939 en Berlín , durante el viaje de vuelta de la Legión Cóndor a Alemania.
Basílica de la Macarena (San Gil), donde estuvo enterrado Queipo de Llano.