Campaña de Andalucía

El golpe militar había logrado triunfar en varias capitales de provincia andaluzas —Sevilla, Córdoba, Granada o Cádiz—,[1]​ pero la mayor parte del territorio se mantuvo leal a la República.

[15]​ Dos días después una columna de regulares fue rechazada en Carmona por milicias anarquistas,[16]​ aunque esta localidad sería finalmente tomada al día siguiente[17]​ tras ser sometida a un intenso fuego de artillería.

[20]​ En venganza por los asesinatos que algunos izquierdistas habían llevado a cabo tras el estallido de la guerra, los conquistadores emprendieron una durísima represión: fueron fusiladas entre 600 y 1.000 personas, a veces siendo ejecutadas familias enteras.

[25]​ Los sublevados liderados por Carranza entraron en la ciudad tras descubrir que muchas de las autoridades republicanas habían huido por mar.

[25]​ La resistencia en las comarcas mineras fue durísima, a pesar de la grave inferioridad militar en la que se encontraban las milicias.

[31]​ La represión en la provincia fue especialmente dura: en casi todas las poblaciones hubo ejecuciones.

[32]​ Destacó por sus actuaciones el Tercio Mora-Figueroa, que conquistó varias poblaciones en su avance a la Serranía de Ronda.

[35]​ Con todos estos efectivos se pudo organizar una potente columna militar que salió de Sevilla el 2 de agosto y que se dirigió a Extremadura,[36]​ bajo el mando del teniente coronel Juan Yagüe.

[38]​ Estos rápidos avances de las columnas sublevadas lograron, ya a finales de julio, dominar un amplio territorio que iba desde la frontera portuguesa hasta Huelva y Sevilla, y desde allí hasta Algeciras.

[41]​ Durante los primeros días de la contienda la línea del frente pasaba por Güéjar Sierra, Sierra Nevada, Órgiva, La Malahá, Santa Fe, Láchar, Íllora, Cogollos Vega, Huétor Santillán, Beas, Dúdar y Quéntar.

En algunos puntos los republicanos se encontraban a tan solo ocho kilómetros del centro urbano.

Durante el resto de la contienda los republicanos mantuvieron bajo su control estas posiciones,[43]​ que no sufrieron ninguna alteración significativa.

Durante los primeros días las fuerzas gubernamentales realizaron varios bombardeos aéreos sobre la ciudad.

[49]​ El Comité de Defensa local constituyó el «Batallón del Terrible», aunque tardó mucho tiempo hasta quedar definitivamente organizado y poder actuar en el frente.

[52]​ Tras reunir suficientes efectivos africanos, a comienzos de agosto el general José Enrique Varela lanzó una ofensiva con la intención de establecer comunicaciones entre Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada.

[33]​ Las tropas marroquíes lograron evitar que los milicianos dinamitaran el conocido como puente nuevo.

[60]​ A medida que se avanzaba, en la retaguardia los sublevados reorganizaron los servicios policiales y reprisivos.

El 28 de julio la columna llegó a Montoro, donde se detuvo su avance.

Las fuerzas del general Varela reforzaron las posiciones en Alcolea, que fueron un punto crítico durante el ataque.

Aviones procedentes del aeródromo de Tablada diezmaron a la columna de Pérez Salas cuando estaba se encontraba a apenas ocho kilómetros del centro urbano.

Poco después, las unidades sublevadas contraatacaron y fueron tomando las localidades situadas en los alrededores de Córdoba; en muchas poblaciones tras la conquista se desató una fuerte represión.

Por ejemplo, en Palma del Río un terrateniente local asesinó a 300 simpatizantes republicanos.

El objetivo era confluir en Peñarroya, conquistar la localidad y asegurar el control de la cuenca minera.

La noche del 12 al 13 de octubre se organizó la evacuación de Peñarroya-Pueblonuevo; las autoridades locales del Frente Popular decidieron que las minas y la industria local no fueran destruidas.

[d]​ Hacia el otoño de 1936 los avances sublevados en Andalucía remitieron, consolidándose sus conquistas.

No obstante, Málaga y su provincia se hallaban vitualmente aisladas de la zona republicana.

En contraposición con la situación del verano anterior, Andalucía pasó a ser un frente secundario[3]​ aunque siguió teniendo cierto protagonismo.

Mujeres de Constantina implorando piedad a los sublevados (1936).