Este auge industrial, impulsado principalmente por la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP), inició su declive a mediados del siglo XX.
Tiene su origen en un cortijo más tarde convertido en aldea medieval conocida por «Peña Roja», de donde procede su nombre actual.
La actividad minera tuvo una cierta tradición en esta zona, alcanzando su cénit en el siglo XIX.
Corre una leyenda según la cual fue él quien descubrió carbón en tierras próximas a la localidad.
La SMMP también construyó un ferrocarril de vía estrecha que unía Peñarroya con Puertollano y Fuente del Arco,[7] cuyo trazado no entraría en servicio en su totalidad hasta 1924.
Durante estos años acuden a la zona multitud de inmigrantes y aparte de la colonia francesa establecida en la misma, vienen también a la localidad portugueses e italianos, siendo bastante fuerte el movimiento obrero.
Esta fusión se llevó a cabo por el alcalde en ese momento, Eladio León y Castro.
[12] La zona se convirtió prácticamente en primera línea de frente, sufriendo frecuentes bombardeos artilleros y aéreos durante toda la contienda.
La resistencia franquista, no obstante, frustraría esta última ofensiva a pocas semanas del final de la contienda.
Posteriormente, la fuerte represión favorecería el abandono masivo, dando lugar a la inmigración de nuevos grupos en busca del trabajo en la minería y la industria.
En todos ellos había un gran jardín delante de la fachada y una verja en madera que los rodeaba.
Las ventanas también eran en madera, sus habitaciones eran de amplias dimensiones con altos techos y tenían grandes patios traseros.
Sus cubiertas a cuatro aguas, originariamente de pizarra, fueron recuperadas tras el incendio sufrido en 1999.
En estilo neorrenacentista y con un marcado sentido de austeridad, las líneas rectas que dominan sus fachadas se entorpecen con sobrios balcones.
Sin embargo, su interior cobra un sentido más grácil por sus elegantes patios arqueados y vestidos con azulada cerámica sevillana, estando cubiertos por vidrieras.
Al emplear el ladrillo como material constructivo en su fachada con una centrada torre con chapitel de azulejería, adquiere un carácter mudéjar.
En él podremos estudiar la historia geológica española e incluso del resto del mundo, por la diversidad de rocas y minerales que allí se encuentran junto a utensilios para la extracción de los mismos.
Además la ciudad, cuenta con un extenso patrimonio tecnológico (chimeneas de la Sociedad Minera, Almacén central, etc.) que favorecen la arqueología industrial.
El Real Centro Filarmónico "Guadiato y Sierra" es una agrupación coral que pretende continuar la gran tradición musical de la ciudad.
En esta línea de trabajo destaca su segundo disco Identidades II: Folklore en el Alto Valle del Guadiato.