Esta campaña y la durísima represión que la acompañó ha sido estudiada por Francisco Espinosa en su libro titulado La columna de la muerte.
[1] Además, el 5 de agosto un convoy sublevado logró cruzar el Estrecho de Gibraltar y trasladar a otros 2.000 soldados africanos a la península junto con todo su equipamiento.
[3] Así pues, pudo organizarse una columna militar bien pertrechada y liderada por militares africanistas como Franco, Yagüe, Asensio, Barrón, Castejón o Tella.
Avanzaron rápidamente porque los milicianos republicanos que les hicieron frente no tenían la formación militar adecuada, estaban pobremente armados y carecían de cobertura aérea y de artillería.
[7] La batalla de Mérida constituyó una importante victoria para los sublevados dado que logró unificar las zonas sur y norte que en aquel entonces controlaban, además de haber dejado aislada a Badajoz.
[8] El 12 de agosto cayó en poder de los sublevados Cabeza del Buey; las fuerzas moras ocuparon un hospital establecido en la localidad que no había sido evacuado, y fueron degollando cama por cama a los heridos que iban encontrando.
Las fuerzas de Tella alcanzaron Navalmoral de la Mata solo tres días después, lo que suponía haber alcanzado el valle del río Tajo y el camino abierto hacia la capital.
[12] Las fuerzas republicanas al mando del General Riquelme presentaron batalla en esta ocasión, aunque solo consiguieron retrasar el avance sublevado.
Tras la ocupación de estos territorios, los sublevados llevaron a cabo una sangrienta represión: entre 6.600 y 12.000 partidarios o simpatizantes republicanos fueron ejecutados (en contraste, 243 derechistas o partidarios de la sublevación habían sido fusilados en la zona republicana).