[2] Los mandos del bando sublevado tomaron un descanso muy breve tras entrar en Santander y ya a finales de agosto comenzaron los preparativos para la ofensiva sobre la montañosa Asturias.
[2] Esta nueva institución, dirigida por el minero y sindicalista Belarmino Tomás, consideró que las urgencias bélicas les impedían conducirse en el normal acatamiento a la autoridad del gobierno republicano de Juan Negrín, y declaró a Asturias territorio «soberano».
Y ello a pesar de que en el montañoso relieve asturiano la aviación rebelde, ayudada por la Legión Cóndor, debía esperar que sus enemigos se concentrasen en una zona despejada para poder atacarlos eficientemente.
La situación militar del Ejército republicano en Asturias cada vez era peor, lo que se tradujo en castigos ejemplares.
[9] Durante las primeras semanas la Legión Cóndor estuvo destinada en el Frente de Aragón, y su ausencia impidió a los generales explotar un rápido avance.
También resultó afectado el submarino republicano C-4 que marchó hacia Burdeos para reparar las averías pero ya no regresó.
Cada vez que el puerto o la ciudad eran bombardeadas se fusilaba en la cubierta del barco prisión Luis Caso de los Cobos a varias decenas de los 500 detenidos derechistas, entre ellos algunos sacerdotes, que estaban allí recluidos.
[10] Los alemanes pusieron a prueba la nueva técnica del «Bombardeo en alfombra», que consistía en el bombardeo de objetivos terrestres mediante ataques por concentración, sobrevolando en formación cerrada y a baja altura.
El Consejo ordena la evacuación inmediata por vía marítima a las 14 horas del mismo 20 de octubre, comprendiendo refugiados civiles y jefes militares, operativo que se desarrolló bajo el hostigamiento de la Armada sublevada.
Ese mismo día la quinta columna franquista hace su aparición y entra en acción en Gijón, apoderándose por la fuerza de algunos edificios públicos.
[12] Algunos mandos militares y políticos republicanos —entre ellos, el coronel Francisco Galán, Belarmino Tomás y el dirigente anarquista Segundo Blanco— ya han huido por vía marítima o vía aérea.
Los asesores soviéticos huyeron a través de los pocos aviones que todavía estaban operativos.
Cuando los franquistas ocuparon finalmente Gijón se encontraron con una "visión dantesca" del puerto por la cantidad de buques hundidos o semihundidos que había en él.