Ofensiva del Norte

Esta superioridad fue aprovechada por los militares franquistas para conseguir una victoria que inclinara la balanza de la guerra a su favor.

El frente norte se había mantenido prácticamente estable desde el octubre de 1936, cuando los sublevados habían completado la conquista de Guipúzcoa (cerrando el acceso terrestre con Francia, lo cual supuso un duro golpe para la República), mientras que en Asturias habían conseguido establecer una pasillo directo a Oviedo y terminaron con el cerco al que estaba sometida esta ciudad por parte de las milicias republicanas.

Las milicias vascas se organizaron en el Euzko Gudarostea, el ejército organizado por el Gobierno vasco para hacer frente a las tropas sublevadas y lanzaron una Ofensiva en Álava con la intención de tomar Vitoria, la capital de la provincia.

Ello no pasó inadvertido a los rebeldes, que a pesar de tener una flota mucho más pequeña que la republicana se encargaron de bloquear el Mar Cantábrico; La flota republicana era mucho más numerosa pero estaba peor organizada y, sobre todo, se encontraba concentrada en el Mediterráneo.

Por otro lado, destaca la recientemente fundada Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi (Euzko itsas Gudarostea), formada con bous (pesqueros reconvertidos) y buques auxiliares; Si bien sus ligeros buques eran insuficientes para hacer frente a la marina rebelde, su extraordinario arrojo y valor compensó esta deficiencia.

Unos meses más tarde, con la caída de Bilbao empezó el endurecimiento en el bloqueo marítimo del Cantábrico, que se vio empeorado por la actividad aérea.

El general Llano de la Encomienda, téoricamente encargado de dirigir todas las fuerzas leales a la República nunca logró crear un mando unificado entre las tropas vascas, cántabras y asturianas, ni lo consiguió su sucesor Gamir Ulibarri.

También se daba el derrotismo en el bando republicano, en mucho mayor grado que la traición abierta.

El particularismo de las tropas republicanas del norte lo señalaría Dolores Ibárruri más tarde: La victoria franquista también permitió que la flota sublevada pudiera trasladarse por completo al Mediterráneo para concentrarse allí en su esfuerzo bélico.