La fidelidad de Gamir fue clave para mantener Valencia fiel a la causa republicana.
[5] El Lendakari José Antonio Aguirre había exigido insistentemente que Llano de la Encomienda fuera sustituido; tras la llegada de Gamir a Vizcaya, Aguirre mostró una buena sintonía con el nuevo comandante republicano.
[2] A su llegada, Gamir reorganizó los mandos y las fuerzas republicanas de Vizcaya, y logró que Aguirre cediera finalmente el control que tenía sobre el antiguo Ejército vasco, algo que en el pasado había creado numerosas fricciones con Llano de la Encomienda.
Cuando el 14 de agosto comenzó la ofensiva franquista, el frente se hundió en poco tiempo y muchas unidades republicanas comenzaron a retirarse desordenadamente hacia Santander o Asturias.
Recibió muchas críticas por la forma en que llevó las operaciones del norte, y tras su regreso no volvió a ostentar ningún mando activo, ocupando puestos meramente burocráticos.
[12] Tras la caída de Cataluña y el final de la contienda, huyó a Francia donde residió hasta 1955,[11] año en que regresó a España por no tener ya condenas pendientes.