Provincia de Santander (España)

Sin embargo, al igual que el resto de las regiones definidas en esta división territorial de 1833, Castilla la Vieja carecía de cualquier función jurisdiccional o administrativa, no existiendo ningún nivel administrativo superior al provincial, teniendo un carácter meramente clasificatorio.

En el momento de su creación, la provincia de Santander aglutinó dentro sus límites administrativos a la mayor parte del territorio denominado por sus propios habitantes como La Montaña.

[2]​ Desde finales del siglo XVII también se llamó «Cantabria» al territorio.

Esporádicamente, entre finales del siglo XVII y comienzos del XIX, fue también empleado el término «Provincia de Cantabria» aunque sin aludir a un espacio político cántabro definido ya que durante el Antiguo Régimen el término «Provincia», aparte de su concepto político-administrativo, también se empleaba como referencia geográfica.

A partir del siglo XVIII existe en los múltiples documentos escritos por los nativos del territorio una real coexistencia en el uso de los términos «Cantabria» y «La Montaña» para referirse a su tierra.

Sin embargo, en el lenguaje oral, «La Montaña» fue la denominación común y general con la que los habitantes se referían a su tierra, siendo esto así entre aproximadamente los siglos XIV hasta finales del siglo XX.

A pesar de esta última denominación, el nombre de «Cantabria» y el gentilicio «cántabro» siguieron vigentes entre los naturales de la provincia, siendo además reivindicados para su oficialidad en diversas ocasiones, coexistiendo cómo había venido siendo habitual con el nombre de «La Montaña» y el gentilicio «montañés» teniendo estos últimas denominaciones un carácter más popular y común.

En este proyecto realizado por el economista irlandés Bernard Ward se pretendía una división en Departamentos para el Reino de España dónde «Cantabria» o «Montaña» quedaba agrupada en una misma entidad junto a Vizcaya (equivalente a la actual Euskadi) y Navarra: Es el siglo XVIII cuando más se acrecienta el deseo de los naturales del territorio por construir un cuerpo de provincia para Cantabria, pues este era el nombre que siempre proyectaron como nombre legal de la futura provincia.

Tras el levantamiento del general Riego se inicia el llamado Trienio Liberal (1820–1823), reinstaurándose la Constitución de 1812 que ya en su artículo 11 ordenaba hacer una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la Nación lo permitan.

De esta forma se despejaría cualquier duda respecto a quién era la capital de la provincia ya que entonces Laredo discutía a Santander la capitalidad.

Se observa claramente la práctica unanimidad existente, - excepto la solitud de Santander por dar su nombre a la Provincia -, entre los naturales del territorio para dar el dictado de «Cantabria» a la entidad político-administrativa.

Y es que fueron las Cortes quienes acordaron que las provincias fueran tituladas con el nombre de sus respectivas capitales, a excepción de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra que siguieron conservando sus nombres históricos.

En 1823 se restablecen las provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a entrar en vigor.

El Gobierno dictará las disposiciones oportunas para que en el plazo de un año se haya dado cumplimiento a las consecuencias derivadas de esta disposición final."

Sin embargo, «La Montaña-montañés-montañesa» eran las denominaciones más populares y cotidianas entre los habitantes de la Provincia.

Esto se observa no sólo en los documentos escritos de aquella época sino también en la rotulación de diferentes instituciones mercantiles, periodísticas, deportivas, culturales, políticas, populares, etc.

La siguiente lista de cabeceras editoriales cántabras no es exhaustiva: El Montañés (1813.

En La Habana y México fue editada por la colonia cántabra la revista La Montaña (1915, 1946, respectivamente).

En la prensa regional se publicaron numerosos artículos y entrevistas a personajes relevantes de Cantabria, siendo favorables casi todas las opiniones al cambio de denominación.

Es uso provincial también que cada cuál se llame según la comarca de su procedencia: lebaniegos, campurrianos, castreños, pasiegos, cabuérnigos.(...)

Para nada padecería, en términos generales, la conciencia popular si la provincia dejara de llamarse Santander.

Nos solemos dar los de esta provincia el nombre de cántabros cuando queremos ensalzar nuestra fortaleza, reciedumbre y valor, y ciertamente el nombre de Cantabria no ha desaparecido nunca para nuestra provincia, conocida generalmente por Cantabria o por la Montaña.(...)

Es notorio que nuestro pueblo busca la denominación de Cantabria cuando quiere expresar lo alegre, lo vibrante, lo decidido.

Hasta mediados del siglo XVI ese territorio fue parte de Burgos, pero posteriormente se segregó y se convirtió en la provincia de Cantabria.

Su origen por tanto se encuentra en la provincia de Cantabria constituida en el año 1778.

Desde estos valles se realizaron gestiones con las autoridades provinciales de Cantabria y se envió una súplica al Gobernador Civil de Santander ante las Cortes solicitando que dichos valles "vuelvan a ser de la Provincia de Santander a dónde han pertenecido desde tiempo inmemorial",[18]​[19]​ petición que fue denegada.

Edificio de la antigua sede de la Diputación Provincial y posteriormente del Gobierno autonómico en la ciudad de Santander, actualmente desaparecido.
Escudo de Santander en la Fuente de los 50 caños de Segorbe