La organización social gana en complejidad, generando una división del trabajo que posibilita la especialización en diferentes tareas, así como asentamientos más extensos y duraderos.
El grabado se realizaba con los dedos, sobre materiales blandos como la arcilla, y mediante piedras talladas para las superficies más duras.
En lo referente a la temática, la caza era omnipresente, siendo habitual la representación de sus principales presas, como ciervos, caballos, bisontes, renos...
Los asentamientos, rupestres y al aire libre, son fundamentalmente costeros, no existiendo vestigios en el interior.
Ello explica la larga pervivencia del Epipaleolítico, coexistiendo durante mucho tiempo una economía depredadora con otra productora.
Este fenómeno hace que los indígenas equiparen las cualidades bienhechoras de deidades propias con dioses similares romanos, para lo cual fusionaban ambos nombres.
La romanización de Cantabria se puede considerar como un fenómeno selectivo en el territorio, parejo al del urbanismo.
La antigua Portus Amanum, posteriormente bautizada por los romanos como Flaviobriga con el título de colonia, estaría inserta en territorio autrigón.
[nota 4] Así ha quedado constancia de que en la segunda mitad del siglo I existían dos cohortes formadas exclusivamente por cántabros: una acantonada en Moesia y la otra en Palestina.
Se desconoce si los reyes merovingios tuvieron éxito en sus conquistas al sur de los Pirineos, pero lo que parece probable es que este ducado era importante para el reino visigodo a modo de marca fronteriza desde donde poder lanzar ofensivas contra los vascones y al mismo tiempo poder controlar a un pueblo cuyo sometimiento era inestable y superficial y que no daba suficientes garantías de paz a los reyes visigodos.
De este puerto partieron en 1372 las doce galeras comandada por el almirante genovés Ambrosio Bocanegra que vencieron en la batalla de La Rochelle frente a los ingleses, o la del vallisoletano Pero Niño, quien atacó Plymouth, Portland y otras ciudades inglesas y llegó a remontar con sus naves el Támesis.
Se aclimatan progresivamente otras razas europeas con mayor producción de carne y leche, que van desplazando a las autóctonas, como la pasiega, la tudanca o la campurriana.
En colaboración con Asturias se organiza un Armamento Cántabro dirigido por el coronel Velarde e integrado por 5000 voluntarios destinados a controlar los accesos de la cordillera.
El proyecto reformista del Trienio Liberal (1820-1823) fue abortado, sin embargo, por sus propias contradicciones internas y una oposición tradicionalista apoyada por las monarquías absolutistas europeas.
En Cantabria solo Santoña resistió varios meses, mientras el exgobernador Quesada regresaba a Santander al frente del autodenominado Ejército de la Fe.
La escasa defensa del régimen liberal se explica por haberse enajenado casi todo el apoyo social que pudo tener en un principio.
Este desgarramiento se verá potenciado por hallarse la región tan próxima a uno de los principales núcleos carlistas: el vasco-navarro.
La amalgama ideológica de tan heterogéneo movimiento la pondrá la Iglesia más reaccionaria, que igualmente se sentía agredida por un reformismo secularizador.
Finalmente, las escasas bases sociales del régimen isabelino irán menguando según avance el reinado, de modo que, cuando estalle la crisis económica en los años 1860, confluirán de nuevo aspiraciones populares e intereses burgueses para impulsar reformas democratizadoras que permitan superar la crisis y avanzar por la senda del progreso.
En Santander despertó un júbilo republicano sustentado en nuevos grupos socio-profesionales (clases medias) surgidos de las actividades económicas desarrolladas alrededor del sector mercantil.
Por un lado sus impulsores no lograron consolidar un sistema político estable, enzarzados desde el principio en todo tipo de disputas que en nada ayudaron a legitimarlo.
Estas características son extensibles a las que sufría otro de los subsectores tradicionales del primario regional: la pesca.
La especialización ganadera y la proletarización industrial a partir de 1900 no harán sino reforzar esos flujos.
Sin embargo, el auténtico motor del sector pecuario en Cantabria habrá de ser la demanda urbana.
La red ferroviaria construida en la segunda mitad del siglo XIX no hará sino ahondar en esas características.
Así se estableció un ferrocarril entre Santander y Alar del Rey, abierto en 1866, que venía a completar el camino de las harinas.
Otra horizontal, denominada Ferrocarril del Cantábrico, que unía Santander con Oviedo y Bilbao, ya a finales de siglo.
Un caciquismo regional que halló fácil integración en el sistema canovista gracias al carácter burgués-católico de sus elites y a la fragmentada geografía del territorio, compartimentada en numerosos valles aislados.
Respecto a los resultados, si la circunscripción se caracterizó por su sesgo conservador, este no fue abrumador, manteniéndose un cierto equilibrio político entre izquierda y derecha.
Cantabria basó su autonomía en el precepto constitucional que abría la vía del autogobierno a las «provincias con entidad regional histórica».