Julióbriga ha trascendido en Hispania para entonces, y durante el último tercio del siglo I y todo el siglo II vemos a ciudadanos de aquí ocupando cargos civiles de relevancia en la administración tarraconense (Tarraco, actual Tarragona).
La ciudad fue abandonada durante el siglo III, aunque se estima una parcial reocupación por grupos reducidos de gentes durante el siglo IV y se constatan trazas de incendios poco importantes.
En el año 1057 los terrenos donde se asentaba Julióbriga fueron entregados a la entonces abadía de Santa Juliana.
Entre los restos destacan: El museo Domus Romana abre sus puertas en el año 2003 en el sitio de Julióbriga.
Son escasas las menciones históricas a Julióbriga, pero todas ellas resaltan su importancia en la Península.