Bombardeo de Durango

Esta acción bélica se encuadró en la ofensiva del Frente Norte que realizaron las tropas denominadas «nacionales» entre marzo y octubre de 1937 en la guerra civil española bajo las órdenes del general Emilio Mola.

Junto a los italianos participaron 14 cazas alemanes que despegaron de Logroño, según consta en el diario del Jefe del Estado Mayor y, posteriormente, último comandante de la Legión Cóndor, Wolfram von Richthofen.

La línea del frente sigue prácticamente la demarcación fronteriza entre Guipúzcoa y Vizcaya.

En la costa la localidad vizcaína de Ondárroa está tomada por los rebeldes mientras que a sus afueras se organiza la resistencia, Berriatúa es republicana y la línea del frente se extiende por el alto de Kalamendi, Kalamua y Akondia, dejando a Éibar en el fondo del valle del Ego defendiendo la república que allí nació cinco años antes.

De los 13 ediles que componían la corporación municipal duranguesa, 8 eran carlistas, 3 del Partido Nacionalista Vasco y 2 del Frente Popular, el alcalde era el carlista Adolfo Uribasterra.

A las 8:00 horas del aeródromo de Logroño despegan 18 cazas Fiat CR.32 que se reúnen con los bombarderos en cielo riojano dirigiéndose en formación hacia el valle vizcaíno del Ibaizabal.

Las incursiones de la aviación facciosa eran habituales y normalmente tenían como objetivo la inspección del frente y la retaguardia así como la distribución de propaganda bélica, por ese motivo la población no presta demasiada atención a las campanas que alertan del peligro de ataque aéreo.

La insistencia en el toque de alarma produce que muchos durangueses busquen refugio.

Se realizaron fotografías panorámicas y panimétricas del resultado de la acción.

Los días 2 y 4 de abril se vuelven a realizar bombardeos sobre Durango.

Las víctimas mortales fueron 336, resultaron afectados 305 edificios y de ellos 71 fueron totalmente destruidos.

El 29 de julio se constituye el nuevo ayuntamiento nombrando alcalde a Adolfo Uribasterra que sustituye a Ramón Oralde que había ejercido esas funciones desde la entrada de los alzados contra la legitimidad republicana en la población.

[1]​ Josep María Solé i Sabaté y Joan Villarroya describen así como quedó Durango tras el bombardeo:[3]​ La propaganda del bando sublevado achacó la destrucción de las iglesias y conventos a los extremistas de izquierda del propio bando republicano.

«Tal vez otros piensen que cuando mis aviones bombardean las ciudades rojas estoy haciendo una guerra como cualquier otra, pero no es así», le dijo.

«Debemos llevar a cabo la tarea, por fuerza lenta, de redimir y pacificar, sin la cual, la ocupación militar sería en gran medida inútil.

Placa en recuerdo de las víctimas del bombardeo: En recuerdo a todos los que murieron debido a los bombardeos sufridos por Durango
Huellas de metralla debida a las bombas en una casa de la calle Kurutziaga