No fue el bombardeo más duro que sufrió durante el conflicto, pero si el más sorprendente dado que a esas alturas de la guerra la ciudad se encontraba muy alejada de los principales escenarios bélicos.
[1] En el contexto de la Guerra Civil, hacia 1938 los bombardeos contra la retaguardia enemiga por parte de las fuerzas sublevadas empezaron a hacerse cada vez más habituales, especialmente contra importantes núcleos urbanos y centros industriales como Barcelona, Valencia o Alicante.
[3] El bombardeo ocurrió en plena Batalla de Teruel, cuando los combates se hallaban en su plenitud y era una incertidumbre el derrotero que tomaría la guerra civil.
[2] Este nuevo bombardeo republicano en realidad constituía la continuación del bombardeo efectuado sobre Salamanca el día 21 y Sevilla el día 23, aunque este había sido de menor intensidad.
Según El Norte de Castilla hubo 412 afectados por los 20 bombardeos acontecidos en la provincia durante todo el conflicto.