Y lo peor aún estaba por llegar porque el los bombardeo más devastador tuvo lugar el día 30 de enero.
Para probar si los Savoia S-79 podían realizar ataques nocturnos, algo sobre lo que los pilotos italianos tenían muchas dudas, el propio subsecretario de la aviación italiana, el general Giuseppe Valle efectuó personalmente un vuelo desde Italia para bombardear el puerto de Barcelona.
El ataque fue un completo éxito pero demostró, como ha señalado el historiador José Luis Infiesta, citado por Solé i Sabaté y Villarroya:[7]
El día 7 las bombas alcanzaron el barrio de la Barceloneta, en especial una escuela donde murieron varios niños.
El día 8 las bombas cayeron sobre los barrios de Pueblo Nuevo y El Guinardó, causando 18 muertos, entre ellos dos niños.
Se extendió el rumor por Barcelona de que ese ataque pretendía intimidar a un grupo de diputados laboristas ingleses que estaban visitando los puntos más afectados por los bombardeos en el casco antiguo y en la Barceloneta.
Los bombardeos de represalia republicana tuvieron una respuesta inmediata con un nuevo ataque sobre Barcelona, el mismo día en que era bombardeada Valladolid, y que en esta ocasión se saldó con 41 muertos y 77 heridos, además de numerosos daños materiales.
[16] Al parecer el ataque ejecutado por las escuadrillas italianas con base en Mallorca no fue consultado directamente con el mando franquista.
[5][notas 3] La Aviación republicana, por su parte, no tardó en responder y el 28 de enero bombardeó Salamanca, aunque constituyó un ataque insignificante.
[13] Los ataques contra Barcelona no se detuvieron, pues alcanzarían su clímax con los bombardeos del 16 al 18 de marzo.