[2] Todos estos bombardeos se enmarcaban en una campaña de bombardeos estratégicos contra las poblaciones del levante español que se mantenía fiel a la II República Española.
[3] También influyó en el elevado número de víctimas el que la localidad no hubiera sido bombardeada hasta ese momento, por lo que la gente estaba realizando con toda normalidad sus actividades cotidianas a esa hora: llevar los niños al colegio, hacer la cola en el mercado para comprar alimentos, etc.[5] Como relató un testigo: "las bombas han caído en el centro, sobre todo en la plaza del mercado.... el ataque ha alcanzado de lleno las colas de gente que iba a comprar comida".
Dado el escándalo internacional (especialmente en Francia y Reino Unido) ante esta agresiva campaña de bombardeos, en junio el embajador republicano en Londres, Pablo de Azcárate, elevó una queja ante el Foreign Office.
El comentario del diario oficioso fue acompañada de una nota verbal que el delegado papal ante el gobierno de Franco presentó al ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Burgos en la que llegó a amenazar con que el nuevo nuncio Gaetano Cicognani no presentaría sus cartas credenciales ante Franco si se producían "bombardeos que causaran víctimas inocentes entre la población civil".
Lo cierto fue que a partir de septiembre de 1938, aunque los bombardeos "nacionales" sobre civiles continuaron, ya no apareció ninguna noticia crítica sobre los ataques aéreos en L'Osservatore Romano ni el Vaticano hizo ninguna otra gestión sobre el tema.