Poco después dos bombarderos de alta velocidad Tupolev SB-2 (apodados Katiuskas) republicanos bombardearon el Deutschland causando 22 muertos y 83 heridos (9 de los cuales murieron poco después) y el buque fue gravemente dañado.
Según el entonces coronel Lacalle, testigo del despegue, un grupo de esos bombarderos, tripulados al completo por soviéticos, tomó rumbo hacia las Baleares.
Poco después volvieron y uno de ellos dio una pasada a muy baja cota, moviendo las alas, por lo que, una vez el avión en tierra, Lacalle se dirige hacia él en su coche.
La justificación fue que los aviadores republicanos habían confundido al acorazado Deutschland con el Crucero Canarias, ya que aquel navío no se encontraba en su zona de control y disparó primero contra los aviones españoles.
[6] Hitler estaba furioso y su primera orden fue bombardear el puerto de Valencia como represalia, pero altos cargos nazis le convencieron para que el ataque fuera sobre un puerto de menor relevancia.
El bombardeo de Almería por la flota alemana se saldó con 31 muertos[12], 55 heridos y 35 edificios destruidos.
Al revés de los sucedido semanas antes en Guernica con los aviones de la Legion Cóndor, los buques alemanes en ningún momento ocultaron su nacionalidad, ni pretendieron actuar como apoyo subordinado al bando sublevado, sino como fuerza naval que ejecutaba órdenes directas del III Reich.
El bombardeo de Almería, que se había producido abiertamente (exhibiendo el pabellón alemán), era motivo suficiente para que la República Española declarara la guerra a Alemania, en tanto el gobierno nazi lanzaba una agresión por su propia cuenta contra uno de los bandos de la guerra civil.
Esta posición fue defendida por el coronel Rojo e Indalecio Prieto, considerando que involucrar a Alemania en la guerra española causaría la inevitable generalización del conflicto a toda Europa: si Alemania entrase en guerra contra el bando republicano se esperaba que Gran Bretaña, Francia y la URSS quedarían forzadas a intervenir en defensa de la España republicana, la cual, en opinión de Indalecio Prieto, debería ofrecer a cambio concesiones en el Marruecos español.
Los nacionalistas vascos y catalanes también se opusieron a la idea pues no deseaban una internacionalización del conflicto.