[5] Existen diversos documentos, con la denominación Los papeles del general Rojo y ubicados en el Archivo Histórico Militar (como donación de él mismo a los archivos del Estado), que narran algunas ideas y proyectos de este militar español.
La humildad del origen de Vicente Rojo le marcó desde la adolescencia, combinándose con una cada vez mayor relación con el mundo castrense.
Vicente pudo pasar estos primeros años gracias a las aportaciones económicas solidarias de sus hermanos mayores.
[9] Su primer destino le lleva a Barcelona, en junio de 1914, siendo asignado al Regimiento Vergara 57.
Este era un lugar en que los militares españoles ambiciosos lograban en un corto periodo de tiempo posiciones altas en el escalafón.
Al conseguir el traslado, Vicente Rojo y su mujer se establecen en la ciudad de Toledo en 1922, ya como capitán.
Muchos de sus viejos camaradas se encontraban en su interior (entre ellos su antiguo colaborador Emilio Alamán Ortega).
Solicitó la entrada al recinto de un sacerdote para que pudiera hacer sus servicios religiosos en el interior del Alcázar.
Su trabajo se fundamentó en organizar las milicias y que pudieran ofrecer un frente disciplinado ante el avance franquista.
Algunos autores describen la situación: «Si el general Miaja era la voz de mando, Rojo era la cabeza pensante y la voluntad organizadora».
[18] Cuando el día 8 las tropas sublevadas avanzan por la Casa de Campo la defensa ya está organizada.
Poco tiempo tuvo para estar con su familia, pues vivía en el Estado Mayor acompañado de sus tenientes coroneles más allegados.
El día 15 Rojo prepara una contraofensiva para recuperar Garabitas y fracasa al coincidir con una violenta ofensiva de las tropas sublevadas que provocó pánico entre las unidades republicanas.
Sin embargo, la relación de Rojo con el general ruso Vladimir Gorev fue cordial en todo momento.
En una reunión del Estado Mayor propuso una ofensiva que cumpliera cuatro puntos: descongestionar Bilbao, reducir el saliente de Teruel y crear una amenaza sobre Zaragoza, alejar al enemigo del Manzanares y cortar por Extremadura las comunicaciones en eje norte-sur.
El efecto sorpresa funcionó y la campaña hacia Santander de las tropas franquistas fue detenida.
[24] Desde el comienzo del alzamiento la mayoría de las milicias anarquistas se dirigieron a Aragón.
A finales del mes de octubre, Indalecio Prieto daba por perdida la Cornisa Cantábrica y las provincias vascas.
[28] El bombardeo de un acorazado nazi fue apoyado por Rojo, dando lugar a lo que se denomina incidente del Deutschland.
Algunos autores mencionan que Rojo entró el 22 de diciembre en Teruel sin escolta cabalgando a caballo.
Rojo en Barcelona con su familia planifica las operaciones militares, pero las tropas sublevadas gobernadas por Franco, cambian de parecer y se dirigen a Valencia por la costa.
Rojo desarrolló durante este periodo una actividad de conferencias que le permitieron viajar a lo largo del país.
Desató una guerra de editoriales con otra publicación denominada Euzco Deya que defendía posiciones separatistas.
Nada más llegar a Rojo se le abre un expediente informativo a cargo del coronel Enrique Eymar Fernández, se le comunica que es un procedimiento rutinario con los que llegan del exilio.
La situación pareció a Rojo muy ofensiva, tras cuarenta y seis años de servicio sin incidentes, ahora era sentenciado por una causa que le dejaba perplejo.
Durante el procedimiento tuvo que acudir cada siete días ante el juez para probar que permanecía en Madrid (Raymond Carr le invitó a Londres y recibió como respuesta escueta: "de ninguna manera").
El día del proceso, eligió un abogado militar de turno, evitando que un amigo le defendiera.
En esta época redactó una novela titulada «?» (signo de interrogación) y que dejó inconclusa entre sus papeles.
Su adicción al tabaco le impidió dejar de fumar, y permaneció en su hábito hasta sus últimos días.
Escribió varios libros, donde se recogen sus experiencias militares en la guerra civil española, de esta forma publicó: Algunos libros incompletos, que forman parte del Archivo Personal de General y forman parte de los innumerables artículos periodísticos escritos durante el exilio, son: Entre los libros que escribió Vicente Rojo sobre el arte militar