Reproduce la leyenda del Alcázar de Toledo, incluyendo la ejecución del hijo del coronel José Moscardó antes de que finalizara la conversación telefónica que mantuvo con los sitiadores republicanos y que es una pura invención (Luis Moscardó murió treinta y un días después y en unas circunstancias completamente diferentes: fue víctima de una saca como represalia por un bombardeo de la aviación del bando sublevado que causó la muerte de civiles, incluidos mujeres y niños).
[1] El director Augusto Genina dijo en un artículo titulado «Por qué he realizado Sin novedad en el Alcázar» (Primer Plano, núm.
[1] Según el historiador del cine Roman Gubern, citado por Alberto Reig Tapia, el éxito de este film típico de propaganda se debió a que su estructura narrativa se fundamenta en «el maniqueísmo del wéstern y, más precisamente, del wéstern basado sobre el modelo de "fuerte asediado", lo que permite a Genina desarrollar la bipolaridad soldados/indios según un nuevo registro político: interior asfixiante/exterior potente, sacrificio/abuso sádico, orden y disciplina/desorden y anarquía, noble heroísmo/vulgaridad plebeya y martirio/tiranía.
En el interior del Alcázar había centenares de rehenes civiles, pero Genina omite maliciosamente esta información esencial (ya que tales rehenes civiles impidieron ataques republicanos más drásticos) y unifica en una causa común a los militares y a los civiles, tanto a los voluntarios como a los rehenes, como si todos formasen parte de una gran familia política unida y asediada por un enemigo común».
Pero fue encontrado y restaurado, aunque la película ha perdido algunos minutos de duración.