Michelangelo Antonioni

[2]​ En los últimos años se dedicó a la pintura, una afición juvenil que había ido recuperando en su carrera.

[4]​ Antonioni empezó a escribir críticas en 1936 en el Corriere Paduano, actividad que proseguiría en la revista Cinema.

Se inició en el cine como ayudante de Marcel Carné en la Guerra (como hizo antes Visconti), si bien este no le acogió bien; pero siempre admiraría la técnica que aprendió con el cineasta clásico francés y su naturalismo negro (lo mismo en parte que Lattuada).

Por lo demás, publicó progresivamente sus guiones, retocados tras cada rodaje, que pueden leerse como piezas literarias de valía.

Al rodar El desierto rojo, retomó los pinceles, para familiarizarse con el color, que utilizaría tan matizadamente en ese filme; y ya en los últimos años se dedicó mucho a la pintura, partiendo del mundo abstracto para llegar a pintar montañas y otros paisajes figurativos.

Ese filme de Antonioni refleja con exactitud su personalidad y estilo, tal como se desarrollará en el futuro.

[15]​ Estuvo con ella ocho años vinculado sentimentalmente, e hicieron cuatro películas de renombre.

En ese momento, Arbasino y Moravia señalaron la excesiva negatividad del protagonista, el escritor ficticio Pontano.

Como dijo en 1964 el propio Antonioni: "Es mi película menos autobiográfica; he contado una historia como si la viese como ocurría bajo mis ojos; si hay algo autobiográfico es el color; los colores me han entusiasmado siempre".

Chung Kuo (1972), revelador trabajo documental sobre la China del momento, que fue mal aceptada por los dirigentes políticos, si bien tuvieron siempre un representante en el rodaje.

[24]​ Antonioni figuró en sus inicios como neorrealista, e hizo documentales y filmes en esa línea que pronto fue distorsionándose ese movimiento.

Pero suele decirse que si en su contemporáneo y admirado Federico Fellini, las primeras obras giraban en torno a los inadaptados sociales, en las películas más representativas de Antonioni en su primera etapa —menos en El grito—, se basaron en varias capas de las burguesías urbanas (con un entorno social que apenas entienden), y sus momentos críticos.

[27]​ En la mayoría de las películas suyas aparece un situación crítica individual visible en el entorno pero personalizada casi siempre en una mujer, que decía conocer mucho mejor.

[28]​ Y en otra ocasión señaló: "La palabra 'alienación' no la he inventado yo, forma parte del bagaje europeo desde Marx hasta Adorno.

Expresa un fenómeno real, un problema concreto de la humanidad, que probablemente se ha agudizado en los últimos años".

[32]​ Antonioni fue muy estimado en Italia, y no solo por especialistas: Umberto Eco escribió sobre él en Obra abierta; le destacó no sin polemizar el crítico Guido Aristarco y, recientemente, la gran monografía del historiador del cine Aldo Tassone (I film di Michelangelo Antonioni, 2002; mejor libro extranjero sobre cine en Francia, al traducirlo), hace ver con su documentada visión —basada además en un evidente conocimiento personal— que su cine ni es intransitable ni es glacial.

Esta es una parte de una fotografía de Michelangelo Antonioni en el estreno de Jenseits der Wolken el 29 de octubre de 1995.