Las primeras personas en identificarse a sí mismas con la palabra «ateo» vivieron en la Ilustración durante el siglo XVIII.
En comparación con el mismo estudio realizado en 2005, en siete años la religiosidad disminuyó nueve puntos porcentuales mientras que los ateos aumentaron tres en los países en común.
De forma gradual y a medida que este uso disminuía, se empezó entender al teísmo como la creencia en cualquier divinidad, sea la propia o no.
Ya en 1772, el barón d'Holbach dijo que «Todos los niños nacen ateos; no tienen ni idea de Dios».
[53] En lo personal, se declara «agnóstico en la misma medida en que lo soy respecto de las hadas en el fondo del jardín».
Aunque en esta postura no se niega explícitamente la existencia de ningún dios, sí puede considerarse innecesaria o inútil; para los ateos prácticos de existir alguna deidad esta no proveería sentido a la vida ni influenciaría en la vida cotidiana.
El ateísmo epistemológico sostiene que las personas no pueden conocer a Dios o determinar su existencia.
En la filosofía de la inmanencia, la divinidad es una entidad inseparable del mundo, que incluye a la mente propia, y cada conciencia individual está contenida en el sujeto.
Hume, no obstante, sostuvo que tales conceptos metafísicos imperceptibles deben rechazarse como un «sofismo y una ilusión».
[66] Existe debate respecto si el agnosticismo debiera clasificarse dentro del ateísmo, ya que también puede considerarse como una cosmovisión independiente y fundamental.
[73] Karl Marx y Friedrich Engels, influidos por Feuerbach, arguyeron que estas creencias cumplen funciones sociales utilizadas por quienes están en el poder para oprimir a la clase trabajadora.
[92][93] Sus descubrimientos en relación con el ateísmo en los Estados Unidos fue que, comparados con sus compatriotas religiosos, «las personas ateas e irreligiosas» son menos nacionalistas, prejuiciosas, antisemitas, racistas, dogmáticas, etnocéntricas, cerradas de mente y autoritarias, y en los estados con los mayores porcentajes de ateos, la tasa de asesinatos está bajo al promedio; por el contrario, en los estados más religiosos, esta es superior al promedio.
[117] Cohen explaya este argumento con más detalle en Filosofía política: desde Platón a Mao, donde argumenta que el Corán desempeñó un papel en perpetuar los códigos sociales de principios del siglo VII a pesar de los cambios posteriores en la sociedad seglar.
Karen Armstrong escribe que «Durante los siglos XVI y XVII, la palabra “ateo” aún era reservada exclusivamente para generar polémica.
Graham Oppy explica que:[150] Se encuentran escuelas ateas en el pensamiento índico temprano y han existido desde los tiempos de la religión védica.
[156] El ateísmo occidental tiene sus raíces en la filosofía griega presocrática, pero no surgió como una visión del mundo declarada sino hasta finales de la Ilustración.
[159] Los atomistas como Demócrito intentaron explicar el mundo de una manera puramente materialista, sin hacer referencia a lo espiritual o lo místico.
Muchas cosas previenen el conocimiento, incluyendo la oscuridad del tema y la brevedad de la vida humana».
En el juicio Sócrates negó vehemente que fuese ateo y la academia contemporánea provee pocas razones para dudar de esta declaración.
[169] El filósofo romano Sexto Empírico (s. III) sostuvo que se debe suspender el juicio (epojé) acerca de casi todas las creencias (una forma de escepticismo conocida como pirronismo), que no había nada inherentemente malvado y la ataraxia («paz mental») es posible mediante la abstención del juicio.
[178] Fue excomulgado por el papa Gregorio IX,[179] quien le atribuye una visión de las religiones abrahámicas fundadas por "tres impostores" (Jesús, Moisés y Mahoma).
Algunos pensadores protestantes, como Thomas Hobbes, defendieron una filosofía materialista y el escepticismo hacia los sucesos sobrenaturales, mientras que Spinoza rechazó a la divina providencia en favor de un naturalismo panenteísta.
Blainey notó que si bien se reconoce ampliamente la gran contribución de Voltaire al pensamiento ateo de la Revolución francesa, el filósofo francés consideraba que el temor a Dios desalentaba mayores disturbios, en sus palabras «Si dios no existiera, sería necesario inventarlo».
Los jacobinos eran deístas e introdujeron el Culto del ser supremo como la nueva religión de estado en reemplazo al catolicismo.
[200] Durante la segunda mitad del siglo XIX, el ateísmo alcanzó protagonismo bajo la influencia de filósofos racionalistas y librepensadores.
En sus primeros trabajos, Ludwig Wittgenstein intentó separar el lenguaje metafísico y sobrenatural del discurso racional.
[235] Este movimiento busca disociarse del ateísmo político de masas que ganó fuerza en varias naciones en el siglo XX.
La tasa más baja del ateísmo correspondió a Estados Unidos con tan solo 4 %, mientras que en Europa estas fueron considerablemente mayores: Italia (7 %), España (11 %), Gran Bretaña (17 %), Alemania (20 %) y Francia (32 %).
En 1914, James H. Leuba publicó que el 58 % de 1000 científicos estadounidenses expresaron «escepticismo o duda en la existencia del dios judeocristiano».
Aunque se encontró una clara correlación negativa, el análisis no identificó la causalidad, pero notó que factores como un contexto familiar autoritario y la clase social también desempeñaban un papel en la religiosidad.