Podemos apelar al simbolismo para lograr una mejor comprensión de esta idea.
Por eso se dice que Dios trasciende la creación, que conserva la impronta del creador (inmanencia) y saca toda su realidad de su vínculo con El.
En otras palabras, el Todo es anterior, y por lo tanto cualitativamente más, que la suma de las partes.
El cuerpo es mutable en sus diferentes edades, en su corrupción, en sus enfermendades, en sus reflexiones y sus defectos, en su vida, en su muerte.
De esta misma idea se desprende el simbolismo del pilar, que en vez de unir, mantiene separados el Cielo y la Tierra permitiendo la manifestación corporal.