Nominalismo

En metafísica, el nominalismo es la doctrina filosófica según la cual todo lo que existe es particular,[1]​ esto es, que los objetos universales y abstractos no existen realmente aparte de ser solamente nombres o rótulos.

Esto generalmente se afirma en oposición a quienes sostienen que existen los universales y las entidades abstractas.

[3]​ La mayoría de los nominalistas han sostenido que solo los particulares físicos en el espacio y el tiempo son reales, y que los universales existen solo post res, es decir, posteriores a las cosas particulares.

Sin embargo, algunas versiones del nominalismo sostienen que algunos particulares son entidades abstractas (p.

[4]​ Por ejemplo, John Stuart Mill escribió una vez el apotegma según el cual «no hay nada general, excepto nombres».

[5]​ Platón fue quizás el primer escritor de la filosofía occidental en establecer claramente una posición realista, es decir, no nominalista: Los universales platónicos correspondientes a los nombres «cama» y «belleza» eran la Forma de la Cama y la Forma de lo Bello, o la Cama en sí misma y lo Bello en sí mismo.

178b 37)[10]​Los epicúreos también fueron precursores del nominalismo al considerar los conceptos generales como anticipaciones mentales (prolepsis) producto de un constantes sensaciones (aisthêsis) generalizadas.

Como regla general, Ockham argumentó en contra de asumir cualquier entidad que no fuera necesaria para las explicaciones.

Los críticos argumentan que los enfoques conceptualistas responden solo a la cuestión psicológica de los universales.

[20]​ [21]​ En la filosofía analítica contemporánea, ha sido defendida por Rudolf Carnap,[22]​ Nelson Goodman,[23]​ H. H. Price,[22]​ y D. C.

Si bien la modernidad y la contemporaneidad son épocas seculares, sus raíces están firmemente asentadas en lo sagrado.

[25]​ «Para los nominalistas, todo ser real era individual o particular y los universales eran, por tanto, meras ficciones».

Ciertas escuelas hindúes ortodoxas defienden la posición realista, en particular Purva Mimamsa, Nyāya y Vaiśeṣika, sosteniendo que el referente de la palabra es tanto el objeto individual percibido por el sujeto del conocimiento como la clase universal a la que pertenece la cosa.

Según el realismo indio, tanto lo individual como lo universal existen objetivamente, y el segundo subyace al primero.

Las palabras, como convenciones lingüísticas, son útiles al pensamiento y al discurso, pero aun así, no debe aceptarse que las palabras aprehendan la realidad tal como es.

Como tal, la clase «vaca», por ejemplo, se compone de todas las exclusiones comunes a las vacas individuales: todas no son caballos, no son elefantes, etc.

En concreto, ¿qué representa el hecho de que algunas cosas son del mismo tipo?

En primer lugar, la cuestión sobre dónde se encuentran esos universales (si es que existen).

Daniel Dennett es un filósofo que intenta ubicar el comienzo del conocimiento en el funcionamiento del cerebro humano, y rechaza la idea de que hay algo de verde en el mundo real.

Según el nominalismo de conceptos, un particular tiene la propiedad P si y solo si cae bajo el concepto P.[1]​ Una crítica que se hace a esta doctrina particular es que para explicar entidades problemáticas como los universales se recurre a otras entidades problemáticas: los conceptos (entidades mentales).

Dos tropos son exactamente semejantes, si la sustitución de uno por el otro no provoca ninguna diferencia en los eventos en que participan.