[1] Tras haber caído el régimen franquista pasó a impartir la asignatura de Ética en la Universidad del País Vasco.
También ha escrito obras de teatro, entre las que destacan Juliano en Eleusis (1981), Vente a Sinapia (1983) y Guerrero en casa (1992).
Su filosofía es ilustrada y vitalista; su forma de expresión, polémica e iconoclasta; sus opiniones a menudo navegan contracorriente.
Su estilo agudo, incisivo e irónico se aprecia de manera evidente en sus artículos periodísticos, género por cuya escritura tiene preferencia.
Como escribe en su autobiografía Mira por dónde, «fue fundamental en mi devenir intelectual y moral encontrarle, no menos que luego despegarme de él».
Por tanto, la ética no debe juzgar las acciones por criterios abstractos y ajenos a la felicidad propia.
Su filosofía política ha evolucionado desde el pensamiento libertario, que mantuvo en los setenta, al individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista de su etapa posterior.
Su evolución ideológica y filosófica le ha llevado después a posturas claramente antinacionalistas, que lo han convertido en uno de los referentes para los ciudadanos del País Vasco que se sienten oprimidos por el nacionalismo vasco.
[15] Sus críticas al nacionalismo vasco han situado a Savater en medio de frecuentes polémicas.
[22] El Manifiesto por la lengua común[23] fue recibido con hostilidad por algunos sectores, que lo consideraron de claro «sesgo españolista».
[28][29][30][31] Su producción intelectual y cultural, compuesta por más de medio centenar de ensayos e innumerables artículos periodísticos, ha sido traducida al inglés, francés, sueco, italiano, portugués, alemán, japonés y danés.
Fernando Savater también se ha preocupado por el tema de la educación: en El valor de educar aborda este tema con analogías y un lenguaje rebuscado, pero que al mismo tiempo lo hace motivador e interesante.