A modo de analogía, el argumento afirma que el diseño o la aparente complejidad en los organismos vivos implicaría un diseñador.
Esta analogía fue propuesta por Paley en 1802 en su obra Teología Natural, y en el llamado argumento del diseño.
La declaración más famosa del argumento teleológico con la analogía del relojero fue dada en Teología natural o Evidencias de la existencia y atributos de la Deidad de 1802 por William Paley (1743–1805).
[1] La analogía del relojero se basa en la comparación de los organismos vivos con un reloj.
Normalmente se presenta como preludio para el argumento teleológico, normalmente de esta manera: En esta presentación, la analogía del reloj no ejerce de premisa para un argumento, sino que sirve de recurso retórico y preámbulo.