Sufrimiento

Cabe aclarar que estas cinco causas del sufrimiento consciente pueden generar gran placer inconsciente a la persona.

Cuando los daños son producidos en estructuras orgánicas ajenas al sistema nervioso central, se denomina como alerta física; cuando se produce una ruptura entre lo esperado y lo obtenido, genera una alerta emocional —véase Esperanza (estado del ánimo)—.

Al no usar las conexiones sinápticas estas se deterioran por su ineficacia en el tiempo, obligando a la mente a rehacer un esquema alternativo para readaptar el antiguo esquema al nuevo, en función de lo conseguido.

Cuando uno se centra como algo exclusivo en conseguir placer, la parte psíquica que nos hace consciente de esas sensaciones acaba reportando un desgaste excesivo, el desgaste aumenta tanto en cuanto la capacidad de neurotransmisión aumenta.

Al ser capaz de satisfacer los potenciales con mayor velocidad, la mente queda liberada con mayor prontitud; en consecuencia, si la prioridad es conseguir ese sentimiento, llegará un momento en el que el entramado psíquico reporte un mensaje de: 'Precaución, se está llegando al agotamiento somático del entramado neuronal'.

Sufrimos en todo momento, y aun con más razón cuando nos estamos adaptando al medio que nos rodea.

Da igual la forma en la cual se nos haya educado, pues no estamos exentos de encontrarnos con situaciones que nos lleven a nuestros límites, lo verdaderamente importante es que la parte racional nos capacita mejor o peor para afrontar esos cambios.

El sufrimiento cuando causa dolor obliga al individuo a adaptarse de alguna manera.

En general, en los suttas se asocia permanentemente el sufrimiento a no querer ver las cosas como son en realidad, impermanentes, insustanciales y, por tanto, insatisfactorias.

En este entorno la fe, por ejemplo, es una forma de apego que impide reaccionar frente a la realidad con racionalidad.

Las 'Cuatro Nobles Verdades' del budismo tratan sobre dukkha, término que a menudo se traduce como sufrimiento.

La abstinencia de causar dolor o daño a otros seres, llamada ahimsa, es un principio central del hinduismo, y más aún de otra religión india, el jainismo (véase ahimsa en el jainismo).

[5]​ Según la Fe bahá'í, todo sufrimiento es una manifestación breve y temporal de la vida física, cuya fuente son los aspectos materiales de la existencia física, y a menudo el apego a ellos, mientras que sólo la alegría existe en los mundos espirituales.

[6]​ El sufrimiento y el placer son respectivamente los afectos negativos y positivos, o tonos hedónicos, o valencias que los psicólogos suelen identificar como básicos en nuestra vida emocional.

[7]​ El papel evolutivo del sufrimiento físico y mental, a través de la selección natural, es primordial: advierte de amenazas, motiva preparación para afrontarlo (lucha o huida, escapismo), y refuerza negativamente ciertos comportamientos (véase castigo, aversivos).

Sigmund Freud consideraba el sufrimiento como algo que los seres humanos están predestinados a evitar, mientras que siempre están en la búsqueda del placer, [13]​ también conocido como teoría hedónica de la motivación o principio del placer.

[15]​ Muchos existencialistas creen que el sufrimiento es necesario para encontrar sentido a nuestras vidas.

Las emociones generadas por la pérdida de un ser querido es un ejemplo de sufrimiento emocional.
Mahavira, portador de la antorcha de ahimsa .