Ya en el siglo XVII podemos ver en Hamlet, personaje de Shakespeare, al melancólico típico.
Sir Thomas Browne expresó también este sentimiento / enfermedad como algo que él mismo padecía en su Religio Medici / La religión de un médico (1643).
[6] Según la American Journal of Psychiatry, se ha encontrado que la tristeza está asociada a "aumentos de la actividad bilateral en las proximidades media y posterior del lóbulo temporal, cerebelo lateral, vermis, mesencéfalo, putamen y caudado".
[7] El equipo del investigador en neurociencia cognitiva José V. Pardo usó la tomografía por emisión de positrones (PET) para estudiar la tristeza en siete hombres y mujeres normales pidiéndoles que pensaran en cosas tristes.
[13] Brazelton sostiene que "animar" demasiado a un niño devalúa la emoción de la tristeza para ellos;[14] y Selma Fraiberg sugiere que es importante respetar el derecho del niño a experimentar una pérdida completa y profundamente.
[16] D. W. Winnicott también vio en el llanto triste la raíz psicológica de valiosas experiencias musicales en la vida posterior.
[17] La pena y la desolación que se asocian a la tristeza son provocadas sobre todo por factores únicos o concurrentes como estos: Ya en la Edad Media Tomás de Aquino ofrecía cinco consejos para aliviar la tristeza:[18] La tristeza es necesaria como desahogo, pero debe controlarse para que no se prolongue y cause daño al volverse una patología o enfermedad mental crónica.
La única estrategia que adoptan es quedarse solas..."[24] "rumiando y ahogando el dolor", algo contraproducente.
Otras personas pueden ser temporalmente excluidas del entorno social siempre y cuando esto ayude a recuperarse de su decaimiento.
Rojas Marcos se decanta por la psicoterapia interpersonal, que no suele exceder de dieciséis sesiones, en el modelo propuesto por Gerald Klerman y Myrna Weissman.
Otra terapia que recomienda es la concebida por Aarón Beck, que consiste en "ayudar al paciente deprimido a cambiar las distorsiones negativas de su percepción del mundo, las generalizaciones desesperanzadas y demás pensamientos desfavorables típicos de los estados melancólicos".