Saudade es un vocablo de difícil definición, incorporado al español del portugués saudade,[1] que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia.
En Galicia, el movimiento encontró exponentes en Vicente Risco, Antón Villar Ponte y Manuel Antonio.
No existe un consenso amplio entre los diferentes autores sobre el origen de la palabra saudade.
[4] La hipótesis que explica su origen a partir de la voz latina solitate, soledad, es defendida por numerosos autores desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días.
A modo de ejemplo, la hipótesis evolutiva expuesta por A. Cortesao en 1900 (Solitate > suïdade > soadade > suadade > saüdade) se considera hoy totalmente inverosímil.
C. Bastos trataba en 1914 las relaciones entre las diferentes formas de la palabra saudade en gallego y portugués.
Karl Vossler menciona alusiones a la voz árabe saudá, que significa hipocondría, melancolía, desánimo, mal de corazón.
En el siglo XIV aparece, junto a esta última, la forma saudade, que se impondrá finalmente.
[5] La explicación antropológica del término y sus posibles causas fue objeto de numerosas conjeturas.
[6] Otras explicaciones tienen en cuenta las posibles equivalencias con características emocionales de otros lugares, en particular con los que caracterizan a un pueblo.
[2] La diferencia más significativa entre la saudade y otros estados próximos a la nostalgia radica en cómo la perciben las personas que la sienten.
Torres Queiruga aborda el dilema de la saudade entendida como singularidad del pueblo luso-galaico.
En un recorrido por la literatura gallego-portuguesa descubre su carácter paradójico, que explica bien la tendencia de la saudade a la polarización.
Este sentimiento es lo que Don Duarte llama «saudade triste»: «quando aquela lembrança faz sentir grande desejo (...) de tornar a tal estado ou conversaçom, con esta suidade vem nojo ou tristeza máis que prazer» (cuando aquel recuerdo hace sentir gran deseo (...) de volver a tal estado o conversación, con esta soledad viene enojo o tristeza más que placer).
Rodríguez del Padrón cierra el último capítulo de la escuela gallego-portuguesa, aunque solo se conservan composiciones suyas en castellano.
[6] El Saudosismo es una corriente cultural, literaria, política y filosófica nacida del Neorromanticismo.
Los seguidores de este movimiento se agrupaban en la Renascença Portuguesa, que pretendía «revelar el 'alma lusitana', integrarla en sus cualidades esenciales y originarias».
[11] En una vaga definición, Pascoaes afirma: «Yo llamé Saudosismo al culto del alma patria representada por la Saudade erigida en Persona divina y orientadora de nuestra actividad literaria, artística, religiosa, filosófica e incluso social».