Se puede decir que hay tantas definiciones como estudiosos del fenómeno religioso.
Cada época o entorno sociocultural hace un enfoque conceptual diferente del término religión.
Para la cultura occidental hay religiones primitivas o politeístas y religiones monoteístas o «del libro», por alusión a que se ha recogido en escrituras los dogmas de fe y de la moral.
[cita requerida] Las definiciones antropológicas son funcionalistas, se fijan en la acción, la estructura social y los aspectos pragmáticos.
Estos grupos se sienten descendientes de un dios, semidiós o héroe y con un cometido místico (ritos).
Por eso, la relación legal con los dioses dará una gran relevancia al derecho en la teología escolástica medieval.
[5] Las interpretaciones clásicas de lo que es religión hacen hincapié en los conceptos esenciales – visiones esencialistas– del fenómeno religioso: lo divino o sagrado, el misterio, la fuerza vital, el tao, el maná, etcétera.
Todas estas definiciones o interpretaciones del hecho religioso descansan en dos conceptos generales aceptados por los representantes de este enfoque sustantivista: las creencias y los rituales.
Por ejemplo: fumar, las diferentes formas de protocolo, las costumbres sociales, algunas prácticas y técnicas yóguicas.
Por todo ello, es necesario acotar el término religión para no acabar incluyendo en esta categoría los fenómenos psicológicos, mágicos o actuaciones terapéuticas.
Sería un error etimológico considerar la acupuntura, el taichí, el logos griego o el ser parmenídeo como conceptos religiosos aunque coincidan sus atributos con algunos de los asignados al dios cristiano o al Dalai Lama como el Hijo de Dios cristiano o a la Ilíada y la Odisea como libros sagrados a pesar de su alto contenido religioso, o a algunos filósofos griegos como creadores de sectas religiosas.
[cita requerida] El principal escollo con que se encuentra este enfoque esencialista o conceptual del hecho religioso es que no se pueden definir con claridad términos como la divinidad, lo sagrado, el misterio o el más allá.
En el mismo sentido van las opiniones de Talcott Parsons, Clifford Geertz, Malinowski, entre otros funcionalistas.
Si hablamos de integración del individuo en una sociedad atemporal o extramundana, tendría pleno sentido aplicarle el término religioso.
El concepto de religión se vuelve inflacionista y llegaría a identificarse con sociedad.
La generalización, en un tema tan complejo como este, es el mayor enemigo de esa veracidad a la que debe aspirar cualquier estudioso del fenómeno religioso.
[11] Otros autores reducen lo religioso a la función psicológica[3] de los mitos incluyendo la religión en el campo emocional.
Ya que resulta tan difícil definir lo que se entiende por religión, sería mejor prescindir de este término y referirse a lo religioso como «fenomenología de la religión» o «fenómeno religioso».