[10] En este caso, quienes siguen el deísmo creen en una deidad creadora pero que no se involucra en ámbito alguno.
Ejerció su mayor influencia, sin embargo, en el siglo siguiente como la postura predominante entre los filósofos de la Ilustración.
[39] El pensamiento de tipo deísta puede encontrarse en diversas culturas alrededor del mundo, a menudo expresado en la noción que los antropólogos llaman deus otiosus.
Esta postura fue compartida por sus seguidores, notablemente por Lucrecio, pero nunca alcanzó a convertirse en una teología y ciertamente fue rechazada por la mayor parte de los pensadores grecorromanos.
Los deístas típicamente también tienden a rechazar los acontecimientos sobrenaturales (milagros, profecías, etc.) y las interpretaciones de los libros religiosos.
Lo que para las religiones organizadas son revelaciones divinas y libros sagrados, la mayoría de deístas entiende como interpretaciones deducidas por otros seres humanos, más que como fuentes autorizadas, pero podrían aceptarlas como inspiración espiritual, recibidas en una búsqueda personal.
Los deístas aseguran que el mayor don divino a la humanidad no es la religión, sino «la capacidad de razonar».
Los deístas, en general, rechazan la religión organizada y los dioses personales «revelados», argumentando que las divinidades no intervienen de forma alguna en los quehaceres del mundo.