Al respecto las obras de Engels, Las guerras campesinas en Alemania (1850) y Contribución a la historia del cristianismo primitivo, enfatizaron en la forma como diferentes ideas religiosas manifiestan diferentes intereses de clase social.
En su ensayo El socialismo y las iglesias (1905), insistió en que los socialistas modernos son más leales a los principios originales del cristianismo, que el clero y las jerarquías cristianas de hoy.
[12] Por otra parte, Gramsci mostró simpatía por el socialista cristiano francés Charles Péguy y se refiere a la importancia que tuvo en su formación revolucionaria, frente al materialismo vulgar de los políticos profesionales: Es decir que para importantes marxistas, en condiciones concretas, las ideas religiosas inspiran la lucha contra opresores o explotadores animados por un materialismo vulgar.
Aún más radicales al respecto son las ideas del marxista peruano José Carlos Mariátegui, quien describió el espíritu revolucionario como una fuerza religiosa, mística, espiritual, opuesta a la crítica racionalista de los burgueses intelectuales.
Podría ser bueno para las clases dirigentes que el pueblo sea religioso pero la frase de Marx no dice eso.