Se considera como la película que marca la separación entre los anteriores trabajos neorrealistas de Fellini y su posterior período simbolista.
El periodista finalmente se resigna y continúa con su trabajo, siguiendo a la estatua hasta la plaza de San Pedro.
Primera secuencia al amanecer: Marcello regresa a su apartamento para encontrar que su prometida, Emma, ha tomado pastillas para envenenarse.
En camino al hospital, él le declara su amor eterno y lo hace nuevamente mientras ella reposa en la sala de emergencia.
Marcello le recomienda casualmente al productor de Sylvia que esta sea llevada en una gira por San Pedro.
Tercera secuencia diurna: Marcello se encuentra en una iglesia con su distinguido amigo intelectual, Steiner, que toca música de Bach en el órgano del templo.
Cuarta secuencia nocturna: Marcello y Emma van a una reunión en el lujoso apartamento de Steiner.
Ahí conoce a una joven camarera llamada Paola, y ambos conversan toda la tarde acerca de sus parecidos gustos musicales.
Marcello posteriormente coquetea con ella preguntándole si tiene novio, y comparándola con un ángel, antes de retirarse al anochecer.
Inmediatamente Fanny sale de su apartamento, y le indica a Marcello que su padre se ha enfermado.
Cuarta secuencia al amanecer: El padre de Marcello ha sufrido un ligero ataque cardíaco.
Séptima secuencia nocturna: Marcello y Emma se encuentran conduciendo por una solitaria carretera; Emma comienza un argumento profesándole su amor y trata de bajar del auto, pero Marcello le ruega que no lo haga.
Después, ya ha amanecido, Emma todavía está sola en la carretera, sosteniendo un ramo de flores, cuando escucha un auto acercándose; es Marcello.
Inmediatamente Marcello corre desesperadamente al apartamento de Steiner, donde descubre que su amigo ha asesinado a sus dos hijos, para luego suicidarse.
Séptima secuencia diurna: Paola, la camarera del café, aparece en la playa con unos amigos y reconoce a Marcello, a quien trata de llamar, pero sus palabras se pierden en el aire, ahogadas por el sonido de las olas.
En la toma final de la película, Paola saluda a Marcello y se queda mirándolo con una enigmática sonrisa.